
Inaceptable acoso a la Presidenta
Yurisha Andrade Morales*
El martes de la semana pasada, la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, fue víctima de un incidente de acoso en el Centro Histórico de la Ciudad de México, mientras caminaba desde Palacio Nacional hasta el cercano edificio de la Secretaría de Educación Pública. Se trata de un lamentable hechoque visibilizó la violencia que aún enfrentamos las mujeres en espacios públicos y que, además, abrió una enorme deliberación pública sobre los mecanismos de seguridad que se brindan a la primera mandataria.
Los hechos indican que, mientras la presidenta caminaba unas cuadras y saludaba a las personas que le solicitaban una fotografía, un hombre alcoholizado se le acercó y la tocó sin su consentimiento. El suceso generó una justificada indignación social y abrió diversos ángulos de análisis y, aunque el sujeto fue detenido, en diversos medios se informó, que su detención obedece a quejas presentadas por otras mujeres que también fueron sus víctimas el mismo día. Por su parte, la presidenta Sheinbaum presentó una denuncia penal y declaró: “Si esto le pasa a la presidenta, ¿qué va a pasar con todas las mujeres en el país?”
Por la relevancia del caso, se revivió con intensidad el debate sobre la violencia de género en México, pues lamentablemente, es claro que en todas las regiones del país siguen ocurriendo agresiones y hechos de acoso en contra de mujeres. Las organizaciones feministas y especialistas en derechos humanos coincidieron en que este hecho visibiliza lo que millones de mujeres viven cada día y destacaron la necesidad de fortalecer los marcos legales y políticas de prevención y sanción al acoso.
El incidente también generó cuestionamientos sobre la seguridad personal de la mandataria. Sabemos que la presidenta ha optado por mantener un esquema de actuación cercano a la ciudadanía, con un operativo de seguridad, pero sin revivir lo que se conoció como el Estado Mayor Presidencial, de cualquier forma, el suceso evidenció la peligrosa vulnerabilidad de su esquema de protección, pues no hubo una reacción inmediata del cuerpo de seguridad que la acompaña. Al respecto, diversos expertos y líderes políticos de todas las corrientes ideológicas exigieron revisar su esquema de seguridad sin perder el equilibrio entre la cercanía de la presidenta con el pueblo y la protección que garantice su integridad física.
Que alguien se atreva acosar a la presidenta, bajo el influjo de enervantes o en su sano juicio, pone de manifiesto que ni una mujer que tiene la más alta investidura del país está a salvo de esta modalidad de violencia que lacera a la sociedad. El hecho, en sí mismo, refleja la violencia a la que están expuestas todas las mujeres del país, con independencia de su condición social, económica o política, sin importar cargos u ocupaciones. Es un reflejo palpable del machismo atávico que nos aqueja desde siempre y que cotidianamente se materializa en los sistemas de transporte público, en las calles, en los centros comerciales, tocando abusivamente partes íntimas de la mujer o gritando palabras soeces o, en casos extremos, sometiéndola por la fuerza.
Si a la primera mandataria le ocurrió, a plena luz del día, con su aparato de seguridad, la pregunta es: ¿qué nos puede ocurrir a los millones de mujeres que día a día salimos a cumplir con nuestras responsabilidades, a aportar para el sustento familiar o a trabajar en las empresas privadas o en las instituciones públicas? También es muy lamentable el manejo noticioso que diversos medios le dieron al hecho, revictimizando a la presidenta en la búsqueda de lucro informativo; como también es condenable, la teoría de la conspiración que señaló el hecho como un montaje para distraer la atención nacional de otros asuntos que igual son muy graves y que requieren de la atención urgente de los gobiernos, federal y estatales, y de la sociedad en su conjunto. Las mujeres exigimos seguridad y justicia en contra de los agresores y, exigimos también, fortalecer la empatía social y mediática frente a acontecimientos que ponen en peligro a todas las mujeres del país.
Magistrada del Tribunal Electoral del Estado de Michoacán
@YurishaAndrade




