Valet Parking. La reflexión del Dr. Salvador García Espinosa sobre estos servicios

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El Derecho a la Ciudad

VALET PARKING

Salvador García Espinosa

Cada vez es más común acudir a establecimientos comerciales en los que se ofrece el servicio de estacionar el automóvil comúnmente conocido como valet parking. Para algunos usuarios puede resultar sumamente cómodo llegar prácticamente hasta la puerta en auto o bien evitarse la molestia de ir a estacionar su automóvil. Sin embargo, este servicio que puede pasar inadvertido para quienes no usan automóvil o no acuden a este tipo de establecimientos, consideramos que demanda la atención por parte de las autoridades correspondientes, con base en las siguientes consideraciones:

La primera es de tipo normativo, en virtud de que, en todas las ciudades de México, los reglamentos de construcción establecen múltiples requisitos a cumplir para que una construcción sea autorizada. De entre los requisitos más significativos esta la cantidad de cajones para estacionamiento de automóviles que deberán integrarse al proyecto para satisfacer las necesidades de los clientes que acudan a dicho establecimiento.

Claro esta, que los criterios para determinar el número de estacionamientos varia dependiendo del giro comercial del establecimiento, en algunos casos se determina en función de la cantidad de metros cuadrados de área de exhibición para el caso de locales comerciales, cuando se trata de cines o teatros, la cantidad de cajones se determina en función del número de butacas para, para restaurantes o bares la superficie destinada a estacionamientos estará en función de la cantidad de posibles comensales, es decir la capacidad medida en sillas, etc. Lo relevante del caso es que, salvo muy raras excepciones, el número de cajones determinados para estacionamiento debe proporcionarse dentro del mismo predio del establecimiento.

Existen establecimientos que, son los menos, que disponen de amplios estacionamientos dentro del mismo predio y que la prestación del servicio de valet parking forma parte de su imagen comercial pues buscan propiciar en sus clientes un ambiente de exclusividad o de status, porque no se puede ignorar que existen personas a las que les agrada llegar hasta la puerta del establecimiento en automóvil para ahí descender de el, en una especie de recreación de aquellas clásicas escena del Hollywood de los años cuarentas, cuando los artistas de moda llegaban a un restaurante o centro nocturno de moda y al descender de su auto, aventaban las llaves al joven que estaba presto para ir a estacionar su automóvil. Aquí el asunto, es que dicho servicio debería de ser gratuito u opcional para los clientes que gusten de usar el valet parking y están dispuestos a pagarlo.

Desafortunadamente en México, el valet parking ha proliferado en aquellos establecimientos que incumplen el reglamento respecto a estacionamientos. En un gran número de restaurantes y bares, basta que instalen sobre la banqueta junto a la entrada, una sombrilla de playa, un anuncio de Valet Parking y una persona, dispuesta otorgarles a los clientes, un papelito a cambio de sus llaves, para ir a estacionar su auto a una calle cercana. Lo increíble y preocupante del caso, es que los clientes del establecimiento están obligados a pagar una cuota al valet parking, cuando deberían de ser los dueños del establecimiento quienes paguen dicho servicio, como una especie de compensación a sus clientes por no proporcionarles el estacionamiento a que tienen derecho de acuerdo al reglamento de construcción.

En el caso anterior, no se trata de un asunto entre clientes y dueño del establecimiento, sino que presenta implicaciones para la ciudad, pues la necesidad de garantizar estacionamiento a sus clientes, lleva a este tipo de negocio o a los encargados de prestar el servicio de Valet Parking, a adueñarse de los estacionamientos disponibles sobre la vía pública y reservarlos para su uso, con la consecuente molestia de vecinos y disminución de la capacidad vial de las calles, pues una vialidad en la que transitaban por dos carriles, ahora se ve reducida a un carril, debido a que ambos lado de la vialidad son ocupados por para estacionamiento del valet. En términos prácticos se trata del usufructo de un espacio público para beneficio personal, lo que debería de propiciar la actuación de las autoridades municipales, pues desde cualquier perspectiva es una ilegalidad.

En este tema, como en muchos otros relacionados con la ciudad y su funcionamiento, el cambio más importante debe venir de los habitantes, tal vez evitando el uso de este servicio, sobre todo si se trata de un “servicio obligatorio”, privilegiar establecimientos que si dispongan de estacionamientos o considerar que se requiere caminar unos metros para llegar a nuestro destino. En muchas ciudades se esta limitando el número de cajones de estacionamiento en establecimientos comerciales y de servicios, como una medida para obligar a que la gente acuda en medios de transporte público.