PUNTO DE ENCUENTRO
ACRISOLAMIENTO DE LA HUMANIDAD
Por: Julio Ibarrola S.
Hay sucesos o eventos en la vida o en la naturaleza que con su aparición traen consigo daños colaterales; mas sin embargo, al mismo tiempo también traen beneficios, dejan cosas positivas.
Y el terrorífico coronavirus no podía ser la excepción. Surge repentina e invisiblemente y con una fuerza como el de una onda expansiva causada por una potente bomba, comienza a arrasar con la humanidad mas no destruye las cosas materiales sino sólo a las personas mismas. Exhibiendo su fragilidad y pequeñez en todos los sentidos.
Podemos aseverar que provocado o no, lo sucedido por éste virus no es justo. Coloquialmente se dice que no hay mal que por bien no venga o en su defecto, que por algo suceden las cosas. Y efectivamente así se piensa, como un efecto consolador a lo sucedido.
Pero el Covid19 vino hacer una pausa reflexiva a nuestras vidas para abrirnos los ojos y ver hacia nuestro propio interior y alrededor. Quizás era necesario para aprender a revalorar nuestras vidas tanto en lo individual como en colectividad.
Curiosamente ahora que hay un mayor avance tecnológico en medios de comunicación, es cuanto más frívolos y distanciados físicamente estábamos de nuestros seres queridos que teníamos frente a nosotros o cohabitamos bajo el mismo techo.
Quizás dábamos por asentadas muchas cosas de la vida, como que así “tenían” que suceder, como que así “tienen” que ser: el despertar, el tener algo que comer, el mirar el cielo, etc.
Quizás habíamos olvidado como era nuestro ser, nuestro yo interno y nos dejábamos llevar por el devenir de la vida moderna envueltos en la banalidad, la frivolidad y el egoísmo por ejemplo. Sin percatarnos, nos fuimos olvidando no sólo de nosotros mismos, del medio ambiente o de los demás sino de lo que realmente importa en la vida y le da sentido.
Nada es eterno en ésta vida y saldremos de ello. Pero aprovechemos la nueva oportunidad que como humanidad la vida nos da. Tenemos que salir más virtuosos, habiendo sabido aprovechar más el tiempo, más disciplinados, más tolerantes, más empáticos, más solidarios, más caritativos, más agradecidos, más fraternales, etc.
Debemos de valorarnos más y tomar en cuenta esa espiritualidad que forma parte del ser humano también, ya que dará calma a nuestro interior aunque afuera haya tempestad. Capitalicemos pues todo lo que estamos viviendo y lo que aún falta por vivir, reaprendamos a vivir de una mejor manera en éste acrisolamiento de la humanidad causado por éste bichito. No perdamos el nuevo rumbo, no dejemos de mirar el faro de la Deidad en nuestras vidas.
Contáctame: julioibarrola@hotmail.com