¿Resurgirán las autodefensas en Michoacán?

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Foto:@CuartoOscuro

El asesinato del ex autodefensa Hipólito Mora el pasado 29 de junio ha encendido las alarmas para el gobierno estatal y federal por las consecuencias que ya empieza a verse con el homicidio del también ex candidato a gobernador.
Y es que aún no hay detenciones u aproximaciones oficiales de quienes son los culpables. Una de las líneas de investigación que se sigue y quizás la más fuerte es que el homicidio fue por parte de “Los Viagras”, cártel delincuencial que opera en “La Ruana” , de hecho el mismo Guadalupe Mora, hermano de Hipólito dijo que todos en el poblado saben quiénes son.
“Ya andan haciendo presencia y ya todo el pueblo los está viendo, menos las autoridades “.
Lo que resulta aún más preocupante es el ultimátum que dio a las autoridades “Es el último aviso que le doy al gobernador, ya le he dicho dos o tres veces, pero este el último aviso: si no nos sacan a esas gentes de aquí o los detienen, ahora sí vamos a tomar las armas o ahora sí va enserio”, dijo en entrevista con Carlos Zúñiga para MILENIO Televisión.
Lo anterior evidencia dos puntos que me parecen clave: primero, la estrategia aplicada por el presidente López Obrador de los abrazos sigue sin dar resultado a poco de que finalice su sexenio.
Segundo, la complejidad del problema que implica el crimen organizado en México y por lo que toca a este caso en Michoacán.
El hecho del posible resurgimiento de las autodefensas también pone entredicho ¿quiénes son? ¿Realmente son civiles, personas de a pie que buscan mejorar su seguridad? O ¿son personas infiltradas por el crimen organizado?
Lo preocupante es que se puediese regresar al escenario vivido entre el 2013 y 2014 donde todo indicaba que realmente surgió un movimiento social-civil que tomó las armas y formaron su propio cuerpo policial precisamente en Felipe Carrillo Puerto mejor conocido como “La Ruana”. Es preocupante porque el gobierno estatal ha sido enfático en que para ellos las autodefensas son igualmente delincuentes.
Por otra lado, la versión del estado indica que a un mes de la agudización del desplazamiento forzado en Apatzingán por el crimen organizado, la población ha empezado a regresar, esto según Consejo Estatal de Población (COESPO), quien refirió que el avance de retorno se encuentra entre un 60 y 95 por ciento en el caso de las tres comunidades en el cual se registró el fenómeno de desplazamiento.
Con lo anterior evidencia la complejidad del problema de seguridad y del poder que tiene el crimen organizado en Michoacán y en México.
Otros ejemplos, recientes por cierto, de la injerencia que tiene el crimen organizado están en Chiapas y Guerrero.
En Chiapas están viviendo una crisis de criminalidad por el poder sobre la siembra de cocaína. Según Eje Central la lucha es por controlar la ruta panamericana que conecta desde Sudamérica hasta Canadá. La ruta es por tener poder sobre los municipios y poblados que cruzan esta ruta y por las cuales se puede transportar la cocaíana.
En Chilpancingo, Guerrero el pasado sábado fueron asesinados seis choferes y atacadas nueve unidades de transporte público. Poco después se difundió un audio y video de la supuesta alcaldesa Norma Otilia con el Líder de la célula delincuencial “Los Ardillos” con quienes habla sobre los asesinatos. Días posteriores, la propia alcalde morenista aceptó el encuentro y dijo que eso no significa que hubo un pacto.
Con ello no resulta sorpresivo que los habitantes de estas poblaciones estén cansados, desconfiados de las autoridades, que quieran tomar iniciativa en la seguridad , quieran levantarse en armas pues no solo les arrebatan su seguridad, sino sus parcelas, su tierra que les provee de alimento y que es su trabajo.
Mientras tanto la incógnita continúa: ¿resurgirán las autodefensas, si resurgen será de la misma manera y qué papel tendrá el Estado?
Habrá que esperar a conocer las decisiones que tomen los involucrados… Aunque incomode.

*La columnista es Maestra en Derecho por la UMSNH y doctorante en Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

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