Reducir la huella hídrica desde casa permite cuidar el agua

638

Morelia, Michoacán, a 23 de abril de 2020.- Para racionalizar nuestro consumo de agua y disminuir el impacto de la escasez de los recursos hídricos que dos tercios de la población mundial sufrirá para el año 2025, según plantean diversos estudios, es posible comenzar a poner en práctica cambios para reducir nuestra huella hídrica desde casa.

En pro de fomentar una mayor conciencia sobre hábitos de consumo y de interacción con el entorno natural, el Gobierno de Silvano Aureoles Conejo promueve una educación ambiental para la sustentabilidad, en donde la primera línea de lucha contra el cambio climático es la formación de las generaciones más jóvenes y con ello modificar la mentalidad de todas y todos.

En ese sentido, la Comisión Estatal del Agua y Gestión de Cuencas (CEAC) propone que desde nuestros hogares y familias comencemos por reducir nuestra huella hídrica, siendo ésta definida como el volumen total de agua dulce que se utiliza para la producción de servicios y bienes de un individuo, empresa o comunidad.

Este término, introducido por primera vez en el año 2002, cobra especial relevancia cuando de acuerdo con estudios recientes se pronostica que para el año 2025, dos tercios de la población mundial comenzará a padecer escasez de agua si no empezamos a racionalizar el consumo ahora.

Entre los cambios que se pueden implementar desde nuestras familias está el modificar la alimentación basada en carnes rojas, pues para producir un kilo de ésta se necesitan cerca de 16 mil litros de agua; en cambio, los vegetales requieren menos líquido y combustibles fósiles para cosecharse.

Además, podemos ahorrar agua en actividades cotidianas como son lavar utensilios de cocina, cepillar los dientes, ducharse, lavar ropa o el automóvil, así como regar jardines; acciones en las que también ese posible reutilizar y reciclar el vital líquido para darle otro uso.

Si reflexionamos sobre dónde está nuestra huella hídrica, podemos tomar decisiones acerca del uso sostenible y equitativo del agua, para plantearnos cómo contribuimos en reducir la electricidad que consumimos, los combustibles (gasolina, gas natural, etc.) que utilizamos y los alimentos y productos de uso diario que compramos (ropa, cosméticos, electrodomésticos, papel, envases, etc.), lo que nos lleva también a gestionar de mejor forma los residuos que generamos.