Primera guerra económica mundial; la opinión del Dr. Salvador García Espinosa

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El Derecho a la Ciudad

PRIMERA GUERRA ECONÓMICA MUNDIAL

Salvador García Espinosa

Desde el pasado 20 de febrero en que Rusia comenzó la invasión a Ucrania, se habla de la latente amenaza de una próxima guerra mundial que nos remite a una dimensión armamentística. Sin embargo, desde el momento de la incursión militar comenzaron las sanciones de naturaleza económica y, hoy en día, la incertidumbre generada a nivel mundial transita del ámbito militar al ámbito económico.

Estimaciones globales del Instituto Nacional de Investigación Económica y Social (NIESR) de Inglaterra señalan que el conflicto bélico podría causar pérdidas en el PBI global, del orden del 1 al 1.5% durante el presente año, y propiciará 3% al promedio inflacionario. La dimensión económica es tan relevante que aún y cuando se considera que las sanciones sólo cambian el comportamiento de un país en el 40% de los casos, lo acontecido con Rusia no tiene precedentes: nunca se habían aplicado sanciones tan estrictas sobre un país, incluso países neutrales como Finlandia, Suecia y la mismísima Suiza se han sumado al boicot comercial y económico.

Para dimensionar la participación de Rusia, México produce 1.6 millones de barriles de petróleo al día y Rusia produce 5 millones de barriles, de los cuales Europa consume más de la mitad. Algo similar ocurre con el carbón y el gas que importa la Unión Europea de origen ruso. Las implicaciones económicas van más allá del continente europeo, Estados Unidos ha decidido prohibir las importaciones de petróleo, gas y energía de Rusia. Esto explica por qué los precios de la energía y combustible se han elevado desde que comenzó la guerra en Ucrania.

Además, Rusia y Ucrania también son grandes exportadores de trigo y maíz, así como de metales como paladio, aluminio y níquel, que son esenciales para la producción de teléfonos celulares y automóviles. Se prevé que, ante el bloqueo del espacio aéreo y marítimo de Rusia, las tarifas marítimas se incrementarán debido a que aumentará el gasto en combustible.

Como en todos los casos, los aumentos en los precios de los energéticos, aunque impactarán a nosotros los consumidores, podrán favorecer a corto plazo a productores de petróleo, como es el caso de México, que ha visto incrementado del petróleo más de 60 dólares arriba del precio presupuestado por barril y el caso del gas, el incremento ha sido del 70%.

 

Reacciones

El conflicto bélico ha puesto de manifiesto la realidad de que Europa, en términos de energía, depende en gran medida de Rusia, lo que la hace sumamente vulnerable, incluso un alto representante de la Unión Europea para asuntos exteriores, Josep Borrell, ha pedido a los ciudadanos que redujesen el consumo de gas bajando la calefacción de sus casas algún grado. Incluso, más allá de las estrategias diplomáticas de países europeos, a través de la OTAN, la Unión Europea pretende reducir para 2030 las importaciones que recibe anualmente, en dos tercios, para así disminuir la dependencia del mercado comunitario con Rusia.

En lo que respecta al petróleo, la propia Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha señalado que no es posible reemplazar todo el petróleo que exportaba Rusia, aun aumentando la producción por sus países miembros, por lo que el precio continuará incrementándose de acuerdo con la demanda y la oferta. Es decir que, si la oferta se reduce por el conflicto bélico en Rusia, y la demanda no disminuye, los precios se incrementarán significativamente.

El panorama no es nada alentador, pues la dependencia energética de Europa con respecto a Rusia, no resulta tan fácil de solucionar, no al menos en el corto plazo. De acuerdo con el analista de políticas energéticas, Ben McWilliams, la sustitución del gas de origen ruso no resulta tan fácil debido a la infraestructura instalada de grandes gasoductos.

Ante la predecible crisis económica generada por el comercio de energéticos, resulta inevitable pensar en las alternativas existentes al uso de combustibles fósiles como el petróleo y gas. Sin embargo, la analista Simone Tagliapietra asegura que las energías renovables no son una solución a corto plazo, porque “tardan en implementarse”. Hasta hoy, los muchos países europeos han de impulsar el desarrollo de las energías renovables, pero fundamentalmente con el objetivo de reducir las emisiones de gases contaminantes.

La lección

Bajo el contexto anterior conviene recordar que hace poco más de un año, varios estados del norte de la República Mexicana sufrieron un “apagón” debido a la suspensión de energía eléctrica, que se atribuyó al incremento en la demanda de energía, a la falta de suministro de gas debido a que, por las bajas temperaturas en Texas, se congelaron los gasoductos que transportaban el gas que se utilizaría para generar electricidad en México.

Por lejano que parezca el conflicto entre Rusia y Ucrania, el proceso de globalización en el Hay que recordar que México está inmerso, traerá repercusiones económicas, aún a pesar de los esfuerzos del gobierno. Pero hoy, tenemos la oportunidad de aprender de lo que acontece en Europa, de redoblar esfuerzos en materia del uso de energías renovables como el uso de energía solar y eólica.

Todos hemos escuchado o leído de innumerables inventos, un balón de fútbol llamado Soccket  convierte la energía cinética de media hora de juego en tres horas de luz; hay carros eléctricos, híbridos; un ladrillo llamado Helius cuenta con un panel solar incrustado que amplía el área potencial de recolección de energía solar a las zonas verticales de las edificaciones; hay cargadores de energía solar que se pega al vidrio de cualquier ventana para que reciba la luz del sol y así sus minipaneles empiecen a acumular energía; un grupo de investigadores ha desarrollado un compuesto de cemento, elaborado con residuos de centrales eléctricas, que podría servir para construir edificios que funcionen como baterías, almacenando la energía que reciben del sol. En lugar de los clásicos paneles solares a base de silicio, que necesitan demasiada energía para funcionar, ahora se han creado paneles más delgados, que trabajan a temperaturas más bajas y que al ser parcialmente transparentes se pueden utilizar como ventanas. En el caso de la energía eólica, una de las fuentes de energía renovable más populares, algunas compañías han creado turbinas que pueden ser instaladas en medio de las ciudades, sin necesidad de reservar grandes espacios en el campo, ni preocuparse por el cambio en la dirección del viento.

Los avances tecnológicos están disponibles, lo que hoy aparentemente falta es la voluntad política y empresarial para convertirlos en alternativas reales y accesibles para la población, que permitan que un país logre su autosuficiencia energética.