Este lunes 5 de agosto, en un mundo que amaneció turbulento, la tremenda guerra arancelaria entre Estados Unidos y China comenzó a sacudir los mercados, y ahora sí nos tocó salir embarrados: el peso mexicanoarrancó la semana con una dura caída y el precio del dólar subió a 19.99 a la venta en algunos bancos.
Donald Trump anunció que los 300 mil millones de dólares de importaciones chinas tendrán —a partir del 1º de septiembre— 10 por ciento de aranceles. Esta medida es inicial y según sus declaraciones, planea aumentarlos si no obtiene los resultados esperados. Por su lado, China respondió de una manera poco ortodoxa: dejó que su propia moneda, el Yuan, se debilitara hasta un punto histórico.
Por primera vez en más de una década, el Yuan se cotiza en más de 7 unidades por dólar.
¿Por qué China debilitó su moneda?
La relación entre el Yuan y el dólar siempre ha sido bastante extraña. Durante los últimos años, la ‘débil’ moneda china y la ‘fuerte’ moneda gabacha habían encontrado una forma de hacer negocios a gran escala en la que hubiera beneficios mutuos.
Como la moneda china es más barata, las compañías de Estados Unidos le compraban bastantes productos al gigante asiático y todos —casi todos— salían beneficiados: los trabajadores chinos tienen empleos, las empresas chinas venden muchos más productos, los importadores gringos tienen la posibilidad de llevar muchos más productos a su público y los consumidores gabachos tenían precios bastante razonables.
¿Quienes perdían? Las empresas de manufactura de Estados Unidos y sus empleados… gente que perdió sus empleos y sus industrias porque no podían competirle a los precios chinos. Casualmente, ellos representan un buen cacho de la base de votantes de Donald Trump.
Así funcionó durante los últimos años y la relación se mantenía en una improvisada balanza: después de mucho, se acordó extraoficialmente que China intervendría en el precio de su moneda para dejarlo en un estándar de 7 yuanes por dólar. Ni más abajo para hacerla más ‘atractiva’ —llevándose por debajo a las empresas gringas—, ni más arriba para que se saliera del mercado de competencia y perdieran sus propios clientes.
Todo bien hasta que llega Trump y utiliza los aranceles contra el gigante asiático como medida electoral.
Al encarecer los productos chinos a base de impuestos, teóricamente, el presidente podría volver atractivos de nuevo los productos manufacturados en Estados Unidos. Aunque probablemente no podrían ser exportados en el mundo entero por sus precios, su mercado interno sí podría ser dominado de nuevo por las cosas 100 por ciento gabachas. Esa es su tirada.
Pero China no se quedó sentada viendo qué pasaba.
Como los aranceles ya son una realidad, no hay razones para que el gobierno de China siga manteniendo esa delicada balanza de 7 yuanes por dólar o menos. Si las autoridades permiten que su moneda ‘se debilite’, se contrarrestan solitos los impuestos que les aventaron: ahora los productos chinos son todavía más baratos.
¿Y México? El peso mexicano retrocedió 1.42 por ciento y alcanzó puntos bastante altos que no se habían visto desde hace unos meses… pues el dólar interbancario está en 19.61 en ventanilla y algunos bancos — BBVA — dieron el dólar a 19.99.
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*El pleito entre Estados Unidos y China tiene muchas más aristas que el problema de las monedas —desde patentes hasta copyright— pero el asunto de este día y lo que agitó los mercados internacionales, es que China dejó que su moneda se debilitara.
*Con información de CNN, El Financiero y WSJ