México, a 14 de junio de 2020.- En un manifiesto publicado en redes sociales, apicultores del sureste del país, autodenominados Alianza Maya por las Abejas, hacen diversas denuncias y exigencias al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Aquí el comunicado íntegro:
#AlianzaMayaPorLasAbejas “Nos llueve sobre mojado”: pronunciamiento de la comunidad de apicultores mayas de la Península de Yucatán”
Las apicultoras y apicultores de la Alianza Maya por las Abejas Kaabnalo’on , hemos resistido durante las últimas tres décadas a incesantes impactos socio-ambientales ocasionados por un modelo de “desarrollo” que responde a las necesidades de expansión del capital de empresas transnacionales.
Como ya lo hemos expuesto en reiteradas ocasiones, nuestra actividad se ha visto mermada por el deterioro de los sistemas ambientales, las dinámicas globales del mercado, los fenómenos naturales atípicos y las políticas gubernamentales erradas que profundizan lo anterior, traduciéndose en la pérdida de nuestros modos de vida, nuestra cultura, la selva maya y la integridad personal.
Las lluvias atípicas presentes durante los últimos días, generadas por las tormentas “Amanda” y “Cristóbal”, han tenido cifras históricas de precipitación y posiblemente en daños. Además de sufrir afectaciones a nuestros hogares, cultivos, vías de comunicación y transporte, hemos estimado hasta ahora, dado que aún no hay acceso a todos nuestros apiarios y parcelas, daños en un 80 por ciento de los apiarios de las familias campesinas de las cooperativas y colectivos vinculados a la Alianza, que se valúan por encima de los 30 millones de pesos mexicanos.
Estos daños repercutieron en varias regiones de la Península de Yucatán, pero principalmente en Hopelchén, Campeche, donde las afectaciones se reportan a un ciento por ciento y en la zona central del estado de Yucatán.
Esto no es más que una de las tantas consecuencias del cambio climático, propiciado precisamente por no priorizar lo más importante: la vida. La naturaleza ha expuesto su fuerza y este hecho visibiliza, una vez más, la vulnerabilidad que padecemos debido a un sistema estructuralmente desigual que menosprecia lo rural.
La principal pretensión de gobiernos y empresas ha sido generar nuevas realidades a través de la venta de un modelo de “progreso y desarrollo”, lo que ha significado para nosotres la pérdida de miles de hectáreas de selva, pues dos de los tres estados que integran la Península de Yucatán ocupan los primeros lugares de la deforestación nacional, todo para dedicar esas hectáreas a la agroindustria que trae consigo el envenenamiento de las aguas con agrotóxicos y que mata a nuestras abejas, las granjas porcícolas que asfixian y pudren la selva al norte de Yucatán con miles de litros de agua contaminada, la pérdida de los dzuuch o drenajes naturales a consecuencia de las obras para el establecimiento de cultivos, el despojo de tierras por la industria inmobiliaria, el desarrollo de proyectos turísticos y por plantas de energías supuestamente “limpias”.
Todo lo anterior termina con el robo de nuestra identidad para convertir lo maya en una marca comercial que abandera el despojo, mientras en las escuelas y los medios nos hacen negar nuestra lengua y nuestra cultura.
A pesar de todas las inclemencias sufridas en lo que va de este año en la Península de Yucatán: sequías, incendios forestales, baja de la producción de miel y caída de su mercado, tormentas y hasta una pandemia de por medio, el accionar gubernamental parece no responder a las necesidades que expresamos las comunidades campesinas e indígenas.
En diversas ocasiones, nos hemos acercado al gobierno federal con propuestas claras para proteger y fomentar la apicultura en los territorios comunitarios peninsulares. Propuestas que van desde plantear una coordinación intersectorial para atender la problemática de deforestación y fumigaciones que afectan a la apicultura, hasta iniciativas para fortalecer el mercado nacional de la miel a partir del aumento en su consumo.
En los últimos 18 meses hemos viajado a la Ciudad de México para sostener reuniones con diversos funcionarios, viajes que hemos costeado con recursos propios. A la fecha, a pesar de que el gobierno federal pregona la construcción de acuerdos con nosotres, no hemos recibido respuesta a nuestras propuestas, en cambio, las señales del gobierno son el continuar con los esquemas y modelos de despojo y desatención del bienestar de nuestros pueblos.
Nos preguntamos ¿Cuáles son las prioridades del Estado? ¿Apresurar el inicio de megaproyectos que agudizan la devastación de nuestros bienes naturales?
Es urgente replantear los esquemas que han puesto en riesgo la reproducción de nuestras formas de vida.
Por miles de años, las y los mayas hemos tenido diferentes prácticas ecológicamente correctas, prácticas que ahora se encuentran amenazadas por los modelos de “progreso” económico y social promovidos por los gobiernos y las empresas que le sirven al capital para asegurar su acceso a nuestros bienes naturales y a la mano de obra barata.
Recuperarnos de las pérdidas generadas por las tormentas nos tomará años. Por esto, solicitamos el apoyo de colectivos, organizaciones, academia, instituciones y sociedad civil en general para tejer redes de colaboración que nos faciliten reconstruirnos entre todes.
Debemos sumarnos para exigirle al gobierno de México que atienda y ponga en marcha nuestras propuestas, construidas a lo largo de varios procesos generados desde la comunidad, que abonan a la conservación del patrimonio natural y cultural de nuestro país.
Alianza Maya por las Abejas Kaabnaloón