Motociclistas y la seguridad vial; tema que analiza el Dr. Salvador García Espinosa

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El Derecho a la Ciudad

MOTOCICLISTAS Y LA SEGURIDAD VIAL

Salvador García Espinosa

Es por demás evidente el incremento que, en los últimos años, ha tenido el número de motocicletas que circulan por las ciudades, lo cual se puede atribuir al bajo costo de este tipo de vehículos con respecto a la adquisición a un automóvil; además del alto rendimiento en términos de distancia recorrida y consumo de gasolina, se debe considerar que la reglamentación vial para el uso de las motocicletas, en la mayoría de las ciudades es prácticamente inexistente o muy flexible, pues incluso se permite que menores de edad las conduzcan.

Otro factor que, sin duda, ha incentivado no sólo el número de motociclistas en la ciudad, sino su conducción de forma imprudente, es que poco más del 15% de los motociclistas realiza actividades de trabajo o autoempleo, como es el caso de aplicaciones móviles como Uber, Beat, DiDi y Cabify, con sus servicios de envíos y entregas a domicilio, son utilizadas para repartir algún producto o como servicio de taxi.

Para dar una idea del incremento de motociclistas en la ciudad, hay que señalar que, de acuerdo con el INEGI, las estadísticas de registros vehiculares indican que en el año 2015 había en México un total de 2 millones 637 mil 264 motocicletas en circulación, y para el año 2020 su incremento alcanzó las 5 millones 260 mil 954 motocicletas. En otras palabras, en cinco años el número de motocicletas circulando aumentó 99.5%, mientras que el de automóviles, 26.3%.

La percepción generalizada que se tiene, de que transitar en una motocicleta es muy peligroso, no es del todo equivocada, pues en el mundo, anualmente ocurren cerca de 1.35 millones de muertes relacionadas con hechos de tránsito, lo que se traduce en aproximadamente 3,700 muertes por día. Las defunciones por hechos de tránsito a nivel global se colocan como la primera causa de muerte en niños y adultos jóvenes de entre 5 y 29 años, y la octava de la población en general. En México, la situación no es muy distinta; los accidentes de tránsito son la séptima causa de muerte entre la población en general; mientras que en la población entre 5 y 29 años los accidentes de tráfico de vehículos representan la segunda causa de muerte, sólo después de las agresiones (homicidios), de acuerdo con las cifras del INEGI.

Las cifras nacionales indican que las personas usuarias de la motocicleta tienen casi 12 veces más probabilidad de sufrir un hecho de tránsito, comparado con quienes usan la bicicleta, 26 veces más que quienes viajan en automóvil y 346 veces más que quienes usan el transporte público.

Ante la agudización del problema vial por motivo de las motocicletas, desde el año 2018 el Senado propuso un punto de acuerdo, mas no una iniciativa de ley, para exhortar al Gobierno de la Ciudad de México y de las entidades federativas a llevar a cabo campañas de seguridad vial, dirigidas a usuarios de motocicletas.

El Estado de México, Jalisco, Guanajuato, la Ciudad de México y Quintana Roo son las cinco entidades con más motos registradas en el país; Michoacán se ubica con un registro considerado como medio, y los de menores registros son Baja California, Durango, Hidalgo, Baja California Sur y Coahuila, tienen el menor número de motocicletas.

Los datos anteriores tienen como objetivo principal llamar la atención de que es urgente e impostergable que la normatividad de tránsito vehicular contemple a los motociclistas como una clase de vehículo diferente a los automóviles, pues circulan entre automóviles, en ocasiones al centro de un carril (ocupando un espacio como automóvil) pero en otras, entre carriles, y a muy distinta velocidad.

Su consideración como un vehículo distinto al carro ha llevado en otras ciudades a regular la circulación de motociclistas a los carriles de la extrema derecha, o como es el caso de la Ciudad de México, está prohibida su circulación en vías primarias. Definitivamente es muy importante considerar a los motociclistas como un grupo vulnerable, para que el marco regulatorio de tránsito les confiera un trato específico con relación al de los automóviles o transporte pesado y de pasajeros. Ya en la CDMX se ha instrumentado la obligatoriedad de contar con licencias especiales para la conducción de motocicletas; se trata de la Licencia A-1 que podrán utilizar quienes desean conducir únicamente motocicletas.

De entre los múltiples factores a regular destaca el contar con un seguro; según la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), del total de motocicletas que se tienen registradas en el país, sólo 11 por ciento cuenta con un seguro que las proteja contra accidentes, robos o daños a terceros.

Es impostergable que se instrumenten medidas para erradicar la muy lamentable práctica de muchos motociclistas de no utilizar casco. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), las estadísticas señalan que utilizar un casco certificado por las normas DOT y ECE puede ayudar a reducir hasta en 40% la posibilidad de muertes en un accidente de motocicleta y, lesiones graves, en un 70%.

Finalmente, un aspecto que debe considerarse entre las ventajas de instrumentar programas de control y normatividad sobre la circulación de motociclistas es, sin duda, el aspecto de la inseguridad. Tan solo en la Ciudad de México se cometen hasta3.5 delitos por día en los que se emplean motos. Los delincuentes han encontrado en las motocicletas un vehículo que proporciona una gran ventaja: pueden escapar mientras los automóviles están detenidos en el tráfico de la ciudad.

Es impostergable que el gobierno federal y los gobiernos de las entidades federativas, así como municipales sumen esfuerzos para instrumentar controles que permitan una sana convivencia entre los usuarios de motocicletas, con los automovilistas y sobre todo con los peatones, en beneficio de todos.