EL DERECHO A LA CIUDAD
LA “NUEVA NORMALIDAD”, UNA OPORTUNIDAD DE CAMBIAR
Salvador García Espinosa
Hoy en día vivimos una manifiesta contradicción entre las preocupaciones de salud y las de índole económico. Hace poco más de dos meses, se tomaron medidas de aislamiento social y suspensión de actividades, anteponiendo a cualquier interés de la dinámica económica, los aspectos de salud de las personas. Hoy se anuncia la terminación de la Campaña Nacional de Sana Distancia, esto, puede representar una salida desesperada por recuperar lo perdido en términos económicos, a pesar o, con pleno conocimiento de que los contagios, enfermos y fallecimientos continuarán.
Lo que se denomina “Nueva Normalidad”, se nos quiere presentar más un periodo de transición emergente para regresar a la anhelada cotidianeidad. Nosotros como seres humanos somos capaces, así lo demuestra la historia, de olvidar todo lo sucedido y cometer los mismos errores. Pero también, nuestra naturaleza nos brindó la enorme capacidad de adaptarnos a los cambios, hemos logrado vivir en situaciones ambientales, hasta hace poco, inimaginables para el ser humano.
Entonces, tenemos la opción de elegir aprender de lo vivido, comenzando por entender y aceptar que los efectos del Covid-19 vinieron a desnudar muchas de las carencias de nuestro modelo de desarrollo, así como a magnificar las desigualdades sociales, económicas y ambientales que conocíamos, pero que se minimizaron sistemáticamente, como lo acontecido en el caso de la vivienda. Lo mejor que podemos hacer es aprender de esta dolorosa experiencia y rectificar en lo posible, nuestro camino.
Bajo este contexto, la visión que desarrolla el economista belga Gunter Pauli, en su libro Economía Azul publicado en el año 2010, hoy recobran vigencia, veamos porque:
Entre sus fundamentos se plantea que debemos cuestionarnos todo aquello que producimos o consumimos, en sus palabras señala “Sustituya algo por nada”. Es decir, quedeberíamos reflexionar sobre cualquier recurso con respecto a su necesidad de consumo. Ahora durante “la cuarentena” que pasamos, seguramente nos sorprendimos que nuestro consumo de muchos objetos, productos o servicios disminuyeron a cero y nuestra vida continua, sin mayores problemas. Así que es de suponer, que podemos continuar en esta “nueva normalidad” sin consumir la totalidad de lo que consumíamos.
Un segundo principio de la Economía Azul, indica que la naturaleza solo funciona con lo que está disponible localmente, todos los ecosistemas tienen una gran diversidad, pero en conjunto muy diversos de otros. En términos económicos, le permite afirmar a Pauli que los negocios más sostenibles son los que evolucionan respetando no solo los recursos locales, sino también la cultura y la tradición. En la actual situación vivida, muchos expresaron la preocupación por los negocios del barrio -a los que normalmente no se acude- pero que hoy despertaron la solidaridad de muchos y buscaron consumir sus productos, además claro esta, de que nos proporcionaron la opción de disminuir nuestra movilidad al mínimo, es decir a solo uno metros de nuestro domicilio y simplemente caminando.
Por el contrario, los negocios cuya producción era exclusiva para exportación, se enfrentaron a una gran crisis y buscaron colocar su producción en el ámbito local, tal fue el caso de los productores de flores de Tuxpan, algunos productores de mango, zarzamoras, aguacate, etc. La Economía Azul, tiene como uno de sus principios que: Cuanto más diversos y locales sean los sistemas, más eficientes y resistentes serán sus operaciones. Los sistemas más eficientes y resistentes, son los más diversos y locales. De esta forma, se pretende impulsar desde la perspectiva económica que, cuanto más locales sean las actividades, más fuertes serán, y habrá mucha más flexibilidad a medida que aumente la diversidad. Por el contrario, la fragilidad de los sistemas aumenta cuando depende de un número reducido de enlaces y cuando alguno de estos se rompen, todo el sistema podría desmoronarse.
Estamos frente a una gran oportunidad, debemos rescatar la escala del barrio, para impulsar una nueva dimensión de la planificación urbana, ahora enfocada a planificar la vida de sus habitantes y no, como tradicionalmente se hace, planificando usos de suelo, como si no hubiera habitantes en cada uno de esos predios. Diseñar y planear barrio por barrio, permitiría recuperar una escala humana de las ciudades y la recuperación del espacio público de la calle, como espacio de encuentro social y no de conflicto, como hoy, entre peatones y autos, entre comercios y viviendas, entre ciclistas y transporte público.
Desde hoy, nos enfrentaremos a un bombardeo publicitario de negocios y empresas, como una estrategia para recuperar clientes y alcanzar los niveles de consumo y producción que se tenían antes de la emergencia sanitaria. Sin embargo, corresponderá a cada uno de nosotros, el resistir esta vorágine, por regresar a la “Nueva Normalidad”, sin antes reflexionar sobre lo vivido.
El Dr. Carl-Goran Heden señala que “El mayor problema que enfrenta la sociedad es la falta de creatividad. En un momento en que tenemos que repensar nuestra forma de vida, Esto no significa que no haya más conflictos, sino que los conflictos se convierten en diálogos, lo que nos llevará a un mejor nivel de comprensión”. Así que algo que es seguro, es que la pandemia, nos deja una gran tarea, analizar y emprender los cambios necesarios, porque lo único que no podemos hacer, es seguir igual, esperando regresar a la normalidad, como si nada hubiera pasado, pues perderíamos una inigualable oportunidad para construir un mundo mejor.