EL DERECHO A LA CIUDAD
LA LÍNEA, LA ÚLTIMA UTOPÍA URBANA
Salvador García Espinosa
La raíz etimológica de utopía es ou-topos quiere decir literalmente “lugar que no existe”, así que en esencia una utopía significa la negación de su posibilidad de existir materialmente, se trata de una quimera, una ilusión, algo que se sueña e incluso también es irrealizable. A partir del siglo XVI, se registran innumerables propuestas utópicas sobre lo que debería ser la ciudad ideal, no siempre de forma explícita, sino a través de imaginar o describir como debería de ser la organización social de los individuos que la habitan. Pese a lo anterior, las utopías se originan en una sociedad en particular, en una coyuntura específicas que nos permite ver la circunstancia histórica en que fueron realizadas, en otras palabras, como una negación de su presente y la búsqueda de un futuro mejor.
¿Cómo se pensaba la ciudad ideal?
La República de Platón, esboza una idea de la comunidad ideal, a través de temas como la justicia, las clases sociales en las que debería estar dividida la polis, entre otros aspectos más. Tomas Moro, escribe su Utopía, en el siglo XVI, cuando Inglaterra afrontaba los conflictos creados por la transición de una economía agraria a industrial. Describe en su obra, el caso de Amaruote, la ciudad utópica que consideraba inducía las virtudes sociales fundamentales para conseguir una sociedad feliz: la igualdad, la transparencia, el colectivismo, el trabajo organizado, la frugalidad, la disciplina social, etc.
Francis Bacon en su obra Nueva Atlántida, plantea una ciudad utópica a partir de realzar el papel fundamental de la familia como centro de la sociedad. El italiano Tommaso Campanela, en su obra La Ciudad Sol, describe una ciudad ideal situada en lo alto de una colina, pues así se solucionarían dos aspectos fundamentales de la época: la capacidad productiva y la protección. Muchas de las utopías generadas durante el Renacimiento, muestras como característica principal la necesidad de un orden, bajo una lógica racional propia de la época, además de la búsqueda de una igualdad social.
En 1902 Ebenezer Howard, publicó su libro Ciudades Jardín del Mañana y con ello inició un movimiento urbanístico de las ciudades-jardín. En 1924, el arquitecto francés Le Corbusier, presentó el plan de lo que denominó Ciudad Radiante y que se basaba en el principio de racionalizar el uso del espacio, donde millones de personas podrían ocupar pocos metros cuadrados, pues se trataba de edificios verticales y separa la circulación de personas, de vehículos y de suministros. Las propuestas han sido muy numerosas, además de muy diversas, pero hoy no sólo quedan en propuestas, gracias a la disponibilidad de recursos económicos se llevan a cabo las ideas de la ciudad ideal del futuro.
La ciudad del futuro…hoy
Si hoy tuviéramos la oportunidad de iniciar una nueva ciudad, ¿cómo piensa que sería? Buscaría eliminar de ella los problemas que hoy nos aquejan, como contaminación, horas de tráfico, dependencia de combustibles fósiles, etc. Pues el príncipe heredero de Arabia Saudita Mohamed Bin Salman, inicio este año y espera concluir en 2030, la construcción de la que podría llamarse la más reciente utopía, un proyecto superior a los 500 mil millones de dólares denominada NEOM que es una composición de las palabras: neo, que significa “nuevo” y la abreviatura “m” de “mostaqbal” que significa “futuro”.
La Línea como se le ha denominado a esta ciudad, se localizada en el noroeste de Arabia Saudita frente al Mar Rojo, modelo de habitabilidad, negocios y conservación del medio ambiente incluye el revolucionario concepto de ciudad lineal. Con una extensión de 170 kilómetros de largo (106 millas) en pleno desierto, se diseño pensando que no habría automóviles, ni siquiera calles para que los automóviles circulen.
El príncipe Mohammed bin Salman, cuestiona en la presentación del proyecto.”¿Por qué debemos sacrificar la naturaleza en aras del desarrollo? Necesitamos transformar el concepto de una ciudad convencional en el de una ciudad futurista.” Hay que recordar que Arabia Saudita basa su economía en la exportación de petróleo, por esto resulta doblemente innovador que se plantea una ciudad con una economía ‘limpia’, “con cero coches, cero calles y cero emisiones de carbono” la generación de energía será por fuente eólica y solar.
La Línea, será “una ciudad de un millón de habitantes que preserva el 95 por ciento del suelo circundante, se contempla que sea una ciudad peatonal, donde sus habitantes encuentre servicios como escuelas, centros de salud y espacios verdes, a solo cinco minutos caminando. Se trata de una serie de asentamientos autosuficientes que estarán conectados por una red de trasporte público subterráneo ultrarrápido, utilizando la inteligencia artificial, que según se anuncia podrá recorrer la línea (170 kilómetros) de un extremo a otro en 20 minutos. El millón de residentes que habitará la ciudad contará con un núcleo céntrico, pero todas sus zonas empresariales, centros de investigación, lugares deportivos y de entretenimiento estarán distribuidos ‘en línea’, o sea, una franja sin autos y sin calles transversales en contacto con la naturaleza.
De acuerdo con el proyecto de NEOM, la ciudad estará controlada por robots que realizaran funciones de seguridad, logística, despachos a domicilio y cuidado de personas, se contempla infraestructura futurista, como taxis voladores, parque de dinosaurios robots, lluvia artificial e incluso una luna propia. Se espera que genere 380.000 puestos de trabajo y $48.000 millones de PIB para 2030.
Es preciso destacar que más allá de la tecnología, el planteamiento futurista es el de una ciudad en la que modifica por completo nuestro esquema de movilidad urbana basado en el automóvil, aprovechando energías limpias y recuperando la ciudad peatonal. Hoy en día, donde parece que abundan las ciudades sin rumbo. Esta propuesta, por controversial que parezca, tiene como objetivo principal, motivar la reflexión y tal vez también ilusión, de la ciudad que debemos pensar y realizar para hacer el futuro posible.