Una investigación realizada por la organización Cartocrítica ha arrojado datos alarmantes sobre el impacto ambiental del Tren Maya en México. Según los resultados presentados en una conferencia de prensa virtual convocada por el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), el megaproyecto ha ocupado 10,831 hectáreas de tierra, de las cuales 6,659 corresponden a selva deforestada.
Lo más preocupante es que el 87% de estas hectáreas carecen de autorización de cambio de uso de suelo en terrenos forestales (CUSTF), lo que representa un delito ambiental conforme a las leyes mexicanas. Los tramos donde se ha registrado mayor desmonte sin autorización son el Tramo 4 (Izamal–Cancún) con 1,316 hectáreas, el Tramo 6 (Tulum–Chetumal) con 1,308 hectáreas, y el Tramo 5 (Cancún–Tulum) con 851 hectáreas.
Manuel Llano, director de Cartocrítica, destacó que la deforestación es mucho mayor que los permisos otorgados por Fonatur (Fondo Nacional de Fomento al Turismo), ya que algunos tramos han sido desmontados sin contar con ningún permiso de CUSTF.
Además, se señaló que en los tramos 6 y 7 del Tren Maya, donde se deforestaron 2,089 hectáreas, ninguna cuenta con autorización de cambio de uso de suelo, lo que agrava la situación y representa un desacato a la suspensión definitiva otorgada por un juez federal en mayo de 2023.
El director del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS), Sergio Madrid, advirtió que el Tren Maya podría potenciar proyectos energéticos, turísticos, inmobiliarios y agroindustriales que han sido responsables de la deforestación de entre 40,000 y 90,000 hectáreas de selva por año en la Península de Yucatán.
Esta investigación resalta la importancia de considerar el impacto ambiental y social de proyectos de esta magnitud, y conmina a las autoridades a ejercer sus atribuciones de sanción y vigilancia para proteger los bosques y selvas de México.