La vida en nuestro planeta depende de un delicado equilibrio que el calentamiento global está desequilibrando cada vez más. Hace unos años, en 2009, se creó el concepto de límites planetarios, que describe nueve procesos principales para estabilizar la vida en la Tierra.
Estos límites de seguridad abordan problemas globales como la acidificación de los océanos, la contaminación química, el agotamiento del ozono, el ciclo del nitrógeno/fósforo o la pérdida de biodiversidad.
En ese momento, la investigación mostró que ya estábamos excediendo cinco de esos nueve límites, lo cual era alarmante. Han pasado casi 15 años desde entonces, y las malas noticias permanecen: hemos cruzado ocho de los nueve límites planetarios.
Cuando hablamos del declive de los polinizadores, nuestra atención se dirige casi de inmediato a las abejas. La mayoría de los medios y noticias e incluso la investigación científica se ha centrado en ellos, e incluso ha habido una voz “no hay sustituto para la polinización de abejas”. Esto no es del todo cierto… hay muchas otras especies que son vitales para la polinización y deben ser cuidadas, protegidas, pero descuidadas. Entre estas “especies olvidadas” destacan las polillas.