Christián Gutiérrez.
En este momento es domingo, 26 de septiembre de 2021 y estamos a pocas horas de saber quién será el próximo titular del Poder Ejecutivo de Michoacán, para los próximos seis años.
Ahora mismo, solo se tienen dos escenarios para el corto plazo:
a) O ratifican el triunfo de Alfredo Ramírez Bedolla, en la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
b) O se cae el triunfo de Alfredo Ramírez Bedolla y el Congreso de Michoacán, deberá elegir a un(a) titular Interino del Poder Ejecutivo, para que convoque a elecciones, y a más tardar en seis meses, surja un nuevo Gobernador(a).
Sea cual sea el resultado, hoy solo escribo sobre lo que me parece que serán los dos retos principales que deberá afrontar el próximo Gobernador(a), sea Alfredo Ramírez Bedolla o un Interino(a) de seis meses.
1) Las finanzas públicas están quebradas, para decirlo de manera coloquial. Su quiebra real, tiene que ver con el crecimiento de nóminas burocráticas (sueldos, salarios, prestaciones y bonos), que comenzaron a crecer de manera exponencial en el sexenio de Lázaro Cárdenas Batel (2002-2008).
Quien sea el próximo Gobernador(a) de Michoacán, deberá gestionar con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, un rescate a las finanzas públicas del Estado. Para salir de este problema, desde mi perspectiva, el gobierno federal tendría que rescatar al gobierno de Michoacán, o éste, debería ya considerar una nueva deuda pública, cobrar más impuestos, derechos y aprovechamientos, y liquidar legalmente a millares de empleados del sector público. Cualquier otra idea, será discurso “políticamente correcto” que gusta, pero no cura.
2) La inseguridad pública es una bomba continua, que estalla todos los días y destruye pedazo a pedazo, municipio a municipio a la entidad.
Desde mi óptica, este problema tiene una sola salida: pactar con los delincuentes. Así como lo lee. ¿Me gusta? Para nada, pero no veo otra salida. ¿Por qué? Porque el (la) próximo titular del Poder Ejecutivo de Michoacán, con seguridad llegará con las ganas de trabajar para resolver este problema, pero no podrá hacer nada. ¿Por qué lo asevero? Porque nunca recibirá ayuda real de parte del Presidente de México.
Andrés Manuel López Obrador, es un populista y demagogo, que quedó atrapado en su propio discurso que inicio hace décadas. Durante años y años le sirvió decir que, los regímenes del PAN y del PRI, al hacer uso de la fuerza pública contra violadores de la ley, “reprimían al pueblo” que, en su muy limitada óptica presidencial, delinquen tan solo “por necesidad”. Hoy ese discurso, corre en su contra.
El Presidente de México no entiende que los delitos de alto impacto, suceden como resultado de una industria: la violencia a gran escala, que es resultado de negocios multimillonarios.
El (la) próximo titular del Poder Ejecutivo de Michoacán, no tendrá con qué combatir a los delincuentes más poderosos, porque no tendrá armas y tecnología con qué hacerlo, y porque el Presidente, López Obrador jamás moverá un dedo para usar el poder de imperio del Estado mexicano. A López Obrador le aterra que sus “opositores” le receten su misma frasecilla dominguera de: “están reprimiendo al pueblo”.
Desde luego, Michoacán tiene muchos problemas más, pero por ahora me concentro en estos dos.
Por último, sea quien sea el (la) titular del Ejecutivo de Michoacán, no creo que vaya a recibir todo el apoyo del Presidente de la República y esto es un asunto de elemental real politik. El autócrata de Palacio Nacional, siente fascinación por concentrar el poder y ser un presidente imperial, como aquellos que añora de la época del PRI y su dictadura blanda. En esencia, López Obrador es un dinosaurio del PRI, de tiempos pasados.
Además, si resuelve los problemas de Michoacán de “un solo golpe”, el Gobernador(a) ahora sí podría caminar con libertad y autonomía y eso es algo que López Obrador no permitirá jamás, porque le gusta sentir que tiene el mando, la rienda; le gusta apretar las ingles cuando se quiere vengar; es frío, déspota y calculador, y todo esto, perjudicará al próximo Gobernador(a) de la entidad.
Llegue quien llegue como titular del Poder Ejecutivo, estoy seguro que llegará con muy buenas intenciones de trabajar, pero primero tendrá que exorcizar los demonios del autócrata, durante los próximos tres años.
* El autor es consultor, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Comunicación, de maestría en Neuromarketing, de maestría en Ciencia Política y de licenciatura en Derecho.
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