El GPPRD en la Cámara de Diputados exhorta al Ejecutivo Federal a respetar y garantizar el derecho a la información y la libertad de expresión, así como a los medios de comunicación que ejercen el periodismo, sin más restricciones que las señaladas por la ley.
La bancada del Sol Azteca manifiesta su preocupación por la relación que ha entablado el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, con los medios de comunicación, relación en la que ha privilegiado su pretensión de limitarlos, así como confrontación antes que el debate abierto y transparente.
Al parecer, para el Presidente López Obrado solo hay una opinión válida y los que piensen lo contrario son sus “adversarios” que ni siquiera forman parte del debate porque son mexicanos de segunda.
Su política de comunicación, que gira en torno a su propia figura a través fundamentalmente de las llamadas conferencias mañaneras, es para difundir sólo temas de su interés más que mensajes de interés público o acciones de gobierno.
Cuando alguien le refuta, sólo opone argumentos repetitivos como “Yo tengo otros datos…”; “Nosotros no tenemos esas prácticas, no somos como ellos, así de sencillo, no somos iguales”, etcétera
La evasión luego es suplantada por la descalificación. SI algún medio hace pública alguna información non grata, ese medio es parte de la “mafia del periodismo”, “no se porta bien”, “ya no leo”, “no tiene calidad moral”, “guardaron silencio cómplice”, “hay periodistas que mienten como respiran”, etcétera.
Ha llegado a extremos desafortunados, como el pasado 15 de abril, cuando dijo “si ustedes se pasan, ya saben…”, o más recientemente a finales de julio, cuando, en un evento en Veracruz, dijo “el que no contribuya a la transformación de México; el que está a favor del inmovilismo, de mantener el estatus quo, es conservador, se dedique a la política o se dedique al periodismo”, lo que es criticable en un país donde el periodismo resulta ser una profesión de riesgo.
Para el GPPRD, esta concepción corresponde a una visión profundamente autoritaria y antidemocrática en la que los mexicanos que piensan diferente al Presidente no están a su altura ni de la de sus compañeros de viaje, sino que son mexicanos de segunda.
Ese autoritarismo ya lo vivió el país durante décadas de un partido oficial, pero tuvo que abrirse con una reforma política y la apertura de los medios de información. “Nuestro Grupo Parlamentario manifiesta su preocupación por la relación que ha entablado el presidente con los medios, por preferir la confrontación al debate abierto y transparente. De una relación sana entre los medios de comunicación y el gobierno dependerá en buena medida la salud de la República. Por eso exhortamos de manera respetuosa y responsable a que el Ejecutivo pueda replantear esta relación y que no busque limitar los medios a un discurso monolítico a su favor”, afirma el GPPRD en una propuesta de punto de acuerdo a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión para que asuma este exhorto al Ejecutivo Federal.
El GPPRD argumenta que las sociedades democráticas se caracterizan por el pluralismo y la tolerancia, y que a través del diálogo público y de la información, la sociedad conoce y delibera sobre asuntos de interés común.
Ve a los medios de comunicación como canales privilegiados para conocer y debatir los asuntos que más importan al país y, en tal sentido, la prensa escrita, los noticieros de radio y televisión, los canales de noticias de internet y las redes sociales desempeñan un papel relevante e insustituible.
“Sin medios de comunicación libres y profesionales, el debate público sería limitado y reducido. Se reduciría hasta alcanzar la repetición de un mensaje y un pensamiento único”, advierte el GPPRD.