El daño que le hacemos a nuestro planeta también afecta a nuestro cuerpo

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Hay plástico en nuestros cuerpos; está en nuestros pulmones, nuestros intestinos y nuestro torrente sanguíneo. No podemos verlo, no podemos sentirlo, pero está ahí. Está en el agua que bebemos, en los alimentos que comemos e incluso en el aire que respiramos. Todavía no sabemos cómo nos afecta porque solo recientemente nos dimos cuenta de su existencia. Pero desde que lo descubrimos ha sido fuente de profundos y variados problemas culturales.

Cuando hablamos de esta preocupante presencia dentro de nosotros, la palabra que usamos es “microplásticos”. Esta es una categoría amplia que cubre cualquier pieza de plástico de menos de 5 mm de longitud. Este material, aunque muy pequeño, casi siempre es visible a simple vista. Es posible que lo haya visto en las imágenes utilizadas para ilustrar los artículos sobre el tema: muchas pequeñas virutas de colores que aparecen en la punta de sus dedos o una pequeña pila brillante en una cuchara. Pero también hay cosas invisibles que son más preocupantes: los nanoplásticos, que son una fracción del tamaño de los microplásticos. Pueden atravesar la membrana entre las células y se ha descubierto que se acumulan en el cerebro de los peces.