
Cada 1 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Dactiloscopía, la disciplina que estudia y clasifica las huellas digitales con fines de identificación. Su importancia radica en que las huellas son únicas, inalterables y permanentes en cada persona, lo que las convierte en una herramienta clave en áreas como la seguridad, la justicia y la investigación criminal.

La fecha recuerda que en 1891, el sistema de clasificación de huellas digitales fue incorporado oficialmente en Argentina por el comisario Juan Vucetich, marcando un hito en la historia de la criminología y estableciendo un método de identificación que después se adoptó en todo el mundo.

Hoy en día, la dactiloscopía no solo se emplea en investigaciones policiales, sino también en trámites civiles, controles migratorios y hasta en la tecnología cotidiana, como la autenticación en dispositivos móviles, reforzando su vigencia y relevancia en la vida diaria.
