DERMATITIS CONTROLADA EN LOS NIÑOS

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El Día del Niño es la ocasión perfecta para recordarnos la maravilla de la infancia y toda la diversión que existe en cualquier rincón, con cualquier pretexto y en distintas actividades cotidianas como jugar en la tierra, mojarse con globos de agua, soplar las semillas de un diente de león o bien darse un buen chapuzón con los amigos en la piscina. Lamentablemente, esos momentos mágicos de la infancia pueden perderse cuando se presentan enfermedades autoinmunes que alteran toda la dinámica propia de la niñez.

La dermatitis atópica (DA), es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, conocida por ser el padecimiento cutáneo más frecuente en la infancia.  Esta condición puede agravarse ante la presencia de humedad, clima extremo o partículas que desencadenan reacciones alérgicas y con ello, impactar en su entorno social y de bienestar.

Otro aspecto que recordamos gratamente como parte de la primera etapa de la vida, son esos sabores dulces o salados que encantan a nuestro novel paladar. Qué tal una buena rebanada de pastel, un bonche de dulces de colores vibrantes o una rica dotación de pistaches o cacahuates.  Y no olvidemos unas ricas fresas bañadas con chocolate. Bien, los niños con DA muchas veces tienen que restringir o evitar este tipo de alimentos debido al desarrollo de alergias a ciertos alimentos, tales como el chocolate, algunos colorantes empleados para golosinas, leche, carne o huevo. Alrededor del 20 al 40% de niños con DA moderada a grave, presenta alergias alimentarias. De hecho, una DA no controlada da a pie a otras enfermedades alérgicas como asma, alergia alimentaria o rinitis alérgica.

Pero la DA no solo limita la ingesta de ciertos alimentos cuando existe hipersensibilidad a ellos, sino también la exposición al polvo, al sol, al frío o al pelo de animales domésticos.

¿Quién no recuerda alguna escena de su infancia en donde recién bañados, se realizaba un encuentro con el mejor amigo del hombre en condiciones de tierra o lodo, solo para que minutos después los padres vieran la escena con una mezcla de sorpresa, derrota y cansancio?

Sin duda estos escenarios son particulares de la niñez, no obstante, en México, donde la DA representa el 17% de todas las dermatosis infantiles en niños entre los 2 y los 12 años, síntomas propios de esta enfermedad como sarpullido, comezón intensa, enrojecimiento en la piel, insomnio a causa del dolor en la piel, pueden verse exacerbados con aero-alérgenos, como la caspa de perros o gatos y el polen.

Para la doctora Ana del Carmen García, médico internista con subespecialidad en alergología e inmunología y gerente de enlace médico de Sanofi, la DA en pacientes de edad pediátrica representa un reto importante en salud al que debe darse visibilidad, a fin de promover una salud integral en los más pequeños de la casa.

“Es necesario reflexionar sobre el impacto que la DA puede tener en la calidad de vida de pacientes como los niños, quienes se encuentran descubriendo el mundo a través de múltiples escenarios y experiencias sensoriales que se derivan de probar, tocar y estar en contacto con la naturaleza. La consulta oportuna a especialistas de la salud, como lo son los expertos en dermatología y alergología, así como la atención continua de los padres, puede hacer una gran diferencia para controlar apropiadamente la dermatitis atópica y permitir que a los niños descubrir el mundo sin restricciones”, destaca la Dra. García.

Actualmente, gracias a las innovaciones de la ciencia, los pacientes pediátricos con DA cuentan con opciones terapéuticas que han mostrado una gran efectividad para lograr un excelente control de los procesos inflamatorios de la DA en los menores de edad, lo cual eventualmente, favorece positivamente en su calidad de vida y les da la oportunidad de vivir plenamente la maravillosa e irrepetible etapa de la infancia.

En ocasión del Día del Niño en donde celebramos en grande a los niños, recordemos también lo importante y significativo que es promover la consulta médica con los especialistas para controlar la DA y garantizar que los niños conserven la curiosidad, el ímpetu por explorar el mundo que les rodea y crecer con la mejor calidad de vida posible.