Morelia, Mich.- 14 de abril de 2020.- A nadie, repito, a nadie le gusta que le vaya mal al país. Nadie está esperando que tropiece el presidente, nadie quiere que la gente muera en medio de la pandemia y que el Estado Mexicano se vea rebasado por el COVID-19, pero, la incertidumbre de la sociedad sobre el rumbo que está tomando el país dirigido por Andrés Manuel López Obrador genera decepción, descontento y desesperanza.
Es generalizado el sentimiento de que México va dando tumbos en la política nacional e internacional, entre el anillo al dedo, la rifa no rifa del avión presidencial, el saludo a la mamá de El Chapo, la lectura no laica del mensaje del Papa, la postura respecto al manejo petrolero del país y así, podríamos terminarnos el espacio que nos dan los editores para esta columna.
En la vida de un país, el presidente es el gerente de todo un sistema cuya misión es trabajar por el bien colectivo, donde la salud, la seguridad y la educación son torales para que las familias busquen armónicamente su desarrollo y grado de bienestar.
En los tres rubros, la administración federal morenista ha quedado a deber, bastante corto debo decirlo, reflejo de ello, es la caída del 44 por ciento de intención del voto que tenía el partido en el poder en diciembre del 2018, a un 18 por ciento apenas en marzo del presente año, 15 meses de gestión gubernamental bastaron para la decepción de quienes no votaron por Morena, e incluso, por algunos que si lo hicieron.
Hoy queda claro que, si la curva de contagio se logra contener, será más por el miedo y precaución de los mexicanos que advierten que de no acatar las medidas sanitarias que dicta la Organización Mundial de la Salud, sus seres queridos podrían morir en medio de los besos y abrazos que apenas hace una semana “autorizaba” AMLO en cadena nacional, o su video en redes sociales diciendo que “no pasa nada, todavía pueden salir”.
Mención aparte, merecen los estados que han tomado las riendas de la situación operando y preparándose incluso antes del primer caso, que no han parado en la implementación de acciones transversales, coordinadas e informadas, tal como pasa en Michoacán, Nuevo León y Coahuila, donde sus gobernadores se ven preocupados y ocupados en el tema, bien ahí.
con información de red 113