Claudia Sheinbaum. El análisis de la Dra. Yurisha Andrade

1962

Yurisha Andrade Morales*

La semana anterior concluyó el proceso electoral presidencial con diversos actos a cargo de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. El martes 13 resolvió los medios de impugnación presentados por la candidata de la Coalición Fuerza y Corazón por México y por los partidos que la postularon, el miércoles 14 se aprobó el cómputo final, se declaró válida la elección y se aprobó entregar la Constancia de Presidenta Electa a la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, quien se convirtió en la persona número 66 que ocupa la primera magistratura del país desde 1824 y en la primera mujer Presidenta de México y de Norteamérica.

​Por la trascendencia del hecho, me referiré, de manera breve, a algunos aspectos que considero relevantes de este acontecimiento: Primero. La Sala Superior del TEPJF conoció de 240 juicios de inconformidad en contra de los resultados de los cómputos distritales y tres demandas (juicio madre). En todos los casos, la Sala confirmó los resultados de los cómputos de distrito, sin anular un solo voto; de tal manera que fueron convalidados los 35 millones 924 mil 519 sufragios, equivalentes al 59.76% de la votación total, obtenidos por la coalición vencedora.

​Segundo. De los llamados juicios madre, el interpuesto por Xóchitl Gálvez, fue desechado debido a que la Sala consideró que la excandidata no tenía interés jurídico, al no pedir la anulación de la elección y solo solicitar una sentencia declarativa, con respecto a lo que ella planteó como violaciones a la normativa electoral que pudieron generar lesiones al proceso electoral y a sus derechos políticos. La Sala subrayó que el juicio de inconformidad no es la vía para desahogar dicho planteamiento, dado que este medio de impugnación está diseñado en la ley para combatir los resultados de los cómputos o para solicitar la anulación de la elección.

​Tercero. En relación con las demandas presentadas por los partidos políticos de la coalición opositora, en general, la Sala Superior declaró infundados e inoperantes los argumentos esgrimidos, dado que las pruebas ofrecidas para demostrarlos solo eran vínculos electrónicos de reportes o notas periodísticas o videos; que no se actualizó violencia generalizada y que la incidencia de los grupos delincuenciales fue aislada, circunscrita al ámbito de algunas entidades federativas y focalizada en elecciones municipales; que tampoco se acreditó la intervención indebida de sindicatos o servidores públicos; que no se demostró un uso electoral de los programas sociales ni coacción o presión sobre los votantes.

Cuarto. Al revisar el cumplimiento de todas las actividades establecidas en el calendario del proceso electoral, el desahogo de sus etapas y el cumplimiento de los requisitos de elegibilidad previstos en las normas, la elección se consideró válida y legítima y se declaró Presidenta Electa a la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, entregándosele la constancia respectiva en sesión solemne celebrada por el Tribunal el jueves 15 de agosto. De acuerdo con ONU Mujeres, con corte al 1 de junio de 2024, hay 27 países donde 28 mujeres se desempeñan como Jefas de Estado y/o de Gobierno. Al ritmo actual, la igualdad de género en las más altas esferas de decisión no se logrará por otros 130 años. La nueva Presidenta de nuestro país será la número 29; mientras que en América Latina se sumará a las 7 actuales.

​Más allá de las válidas posturas ideológicas y políticas de cada persona, este acontecimiento se registra en los libros de nuestra historia como un hecho clave en la lucha que las mujeres hemos sostenido para generar condiciones de igualdad frente a los hombres en la ocupación de los cargos públicos. La ocupación de la Presidencia de México por una mujer es un parteaguas, un antes y un después, un punto de inflexión y la demostración de que hemos logrado construir el marco normativo adecuado para ampliar los cauces de participación política de las mujeres.

​Quedan por delante diversos objetivos por concretar en este camino como, por ejemplo, que en las entidades federativas en las que no ha gobernado una mujer se rompa también ese techo de cristal, que todas las dirigencias partidarias tengan rotación en sus integraciones con una perspectiva de género y que, en todas las instituciones públicas, de gobierno, universidades y órganos constitucionales autónomos se cumpla la paridad en la ocupación de sus estructuras. Solo así lograremos una democracia más justa e inclusiva, sin cabida para la discriminación o la violencia.

*Magistrada Presidenta del Tribunal Electoral del Estado de Michoacán
@YurishaAndrade