
El Día de Acción de Gracias, conocido como Thanksgiving, tiene sus raíces en uno de los capítulos más antiguos de la historia de Estados Unidos.

Su origen se remonta a 1621, cuando los peregrinos ingleses recién llegados a América celebraron una cosecha exitosa tras un año extremadamente difícil. Muchas personas de la colonia habían muerto durante el invierno y su supervivencia fue posible gracias al apoyo del pueblo Wampanoag, quienes les enseñaron técnicas esenciales de pesca, cultivo y adaptación a la nueva tierra.
Agradecidos por la ayuda recibida y por la abundancia de alimentos obtenidos, los peregrinos organizaron un gran banquete que duró tres días. Esa celebración, compartida entre colonos y nativos, fue la semilla de lo que hoy se reconoce como el primer Día de Acción de Gracias.

Con el paso del tiempo, distintas colonias y estados comenzaron a conmemorarlo por separado, hasta que en 1863 el presidente Abraham Lincoln lo declaró una festividad nacional, destinada a fomentar la unidad y la gratitud en medio de la Guerra Civil.
Hoy, Thanksgiving es un día dedicado a agradecer, reunirse en familia, compartir alimentos tradicionales como el pavo y reflexionar sobre lo que se valora en la vida. Una fecha que sigue recordando aquel gesto de solidaridad que marcó el inicio de la celebración.





