EL DERECHO A LA CIUDAD
¿QUÉ NOS HACE FELIZ?
Salvador García Espinosa
Sin lugar a dudas, que todos hemos escuchado alguna vez sobre estudios que se realizan para saber que tan felices son las personas o en que ciudad o país se es más feliz. Esto pese a que la felicidad usualmente la consideramos una de las muchas emociones que tenemos o expresamos y si se considera una relación con el concepto de bienestar, asumiríamos que este último cubre un mayor rango de aspectos.
En el año 2011, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó una resolución en la que invitó a los países miembros a medir la felicidad de sus habitantes y a utilizar esta medida para guiar sus políticas públicas. En consecuencia, decidió elaborar y publicar en el 2012, la primera versión de lo que se denominó desde entonces Reporte de la Felicidad Mundial, que año con año se publica.
El índice que se construye en el Reporte ONU, va en escala de 0 a 10 y para el 2020, el país donde sus habitantes expresaron ser más felices, por tercer año consecutivo, fue Finlandia con 7.809 puntos, seguido de Dinamarca (7.646 pts.) y Suiza (7.560 pts.); México con 6.465 puntos se ubica en el lugar número 24. Mientras que Costa Rica (7.121 pts.) es el país de Latinoamérica mejor ubicado en el sitio número 15, incluso por encima de Alemania (7.076) que se ubica en el sitio 17 y Estados Unidos (6.940 pts.) que se coloca en el número 18, de los 153 países analizados. El último lugar lo ocupa Afganistán con sólo 2.567 puntos.
Más allá de los puntajes asignados, que siempre despiertan interrogantes o inquietudes, lo interesante resulta conocer que aspectos se evalúan para considerar que tan felices somos. En este sentido, la ONU evalúa múltiples aspectos agrupados en cuatro grandes entornos: social, urbano, medio ambiente y desarrollo sustentable.
En el correspondiente al entorno social, se utilizan seis factores para explicar la felicidad: 1) tener a alguien con quien contar, 2) tener un sentido de libertad para tomar decisiones clave en la vida, 3) generosidad, 4) confianza, 5) efectos que la desigualdad y 6) cómo funciona un buen entorno social para reducir la desigualdad.
Destaca el hecho de que los resultados indican que vivir en un entorno social de confianza, es decir, las redes familiares o solidarias, ayuda no solo a apoyar directamente la vida de todas las personas, sino que también reduce los costos de afrontar la adversidad. A las personas con niveles más altos de confianza interpersonal e institucional les va significativamente mejor que a otras en varias situaciones negativas, que pueden incluir problemas de salud, desempleo, bajos ingresos, discriminación, ruptura familiar y temores sobre la seguridad de las calles.
La relevancia del entorno urbano, radica en que aproximadamente 4.200 millones de personas, más de la mitad de la población mundial (55,3%), viven hoy en zonas urbanas. Se consideran objetivos con una clara relevancia para la satisfacción de la vida de los ciudadanos, el fortalecimiento de los sistemas de transporte público para reducir la congestión y los tiempos de desplazamiento, reducir la contaminación del aire ambiente, y mejorar el acceso a espacios verdes y públicos abiertos para todos los ciudadanos.
Si bien los primeros sitios corresponden a ciudades escandinavas como Helsinki (Finlandia), Aarhus (Dinamarca), Copenhague (Dinamarca), Bergen (Noruega), Oslo (Noruega) y Estocolmo (Suecia), mientras que las diez ciudades más bajas en evaluación se encuentran en algunos de los países menos desarrollados del mundo, principalmente en África y el Medio Oriente. Sorprende que ciudades de América Latina y el Caribe, dadas las condiciones por todos conocidas, se ubiquen muy bien en el ranking general, pero que se explica en función de la evaluación que los individuos esperan de la vida futura, pues los habitantes de estas regiones no solo miran hacia el futuro con más optimismo de lo que predecirían sus niveles actuales de evaluación de la vida, sino que también informan niveles más altos de felicidad y alegría con respecto al pasado.
El tercer entorno evaluado, corresponde al medio ambiente, donde sorprende que el 62% de los encuestados dan prioridad a la protección ambiental sobre el crecimiento económico y sólo la mitad de los encuestados se dicen satisfechos con los esfuerzos para preservar el medio ambiente en sus países. El calentamiento global es percibido como una amenaza grave o muy grave para el 74% de las personas encuestadas, mientras que el 65% cree que el cambio climático les hará la vida más difícil.
Aunque parezca imperceptible para muchos de nosotros, la temperatura promedio mensual, así como la temperatura máxima, disminuyen significativamente la evaluación de la vida general al nivel del 5%. Los entrevistados señalan que la calidad del aire, en particular las partículas suspendidas en el aire, tienen efectos negativos en la forma en que las personas evalúan sus vidas.
Las encuestas indican que las personas reportan la mayor felicidad cuando están cerca de áreas marinas y costeras marginales; montañas y bosques. Existe una creciente evidencia que muestra una relación significativa y positiva entre la cantidad de espacio verde alrededor de los hogares y la felicidad de los residentes del hogar que viven más cerca, de forma más significativa en los residentes mayores que presumiblemente tienen menos movilidad.
En el entorno del desarrollo sustentable, se correlacionan positiva y fuertemente con y el logro de los ODS, pues se observa qué las acciones para lograr la sostenibilidad a largo plazo son más frecuentes entre los países más felices y es más probable que las acciones necesarias para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible a más largo plazo se cumplan en aquellos países que tienen niveles más altos de confianza social e institucional (son los países que ya ocupan los primeros puestos en la clasificación general de evaluaciones de vida). Se asume que las mismas conexiones sociales que favorecen la felicidad actual también pueden apoyar acciones para mejorar la calidad y seguridad del medio ambiente para las generaciones futuras.
Como se observa, a simple vista, los índices de felicidad, poco tienen que ver con aspectos que cotidianamente relacionamos con este sentimiento, pero sin duda, queda en evidencia, que los gobiernos en todos sus niveles y ámbitos, aún tienen mucho por hacer, en cuanto a satisfactores que directa e indirectamente nos permiten disminuir preocupaciones, estrés y por lo tanto elevar nuestra calidad de vida, que en situaciones ideales se traducirá en que, de forma más frecuentemente, seamos felices.