Cuenta la leyenda que en algunos imperios del continente asiático, los enfrentamientos entre soldados y dragones eran cruentos entre el fuego y las armas, pero cuando el batallón lograba derrotar al monstruo, sopló el último de ellos para liberar un fruto mágico de color rojo oscuro o amarillo, la Fruta del Dragón.
Hablando lógicamente, porque era delicioso, el rey quedó tan fascinado con este manjar, cuyas semillas decidió plantar en su jardín y luego regalarlas a la mayor cantidad de personas posible, y así su fama se extendió por todo el mundo.
Aunque la leyenda encierra todos los encantos de la cultura asiática, lo cierto es que esta fruta es originaria de Centroamérica. Un artículo científico publicado en la revista “Scientia Agropiquaria” indica que hoy en día se cultiva en algunos países tropicales y subtropicales como Taiwán, Tailandia y especialmente en Vietnam, donde se le llama fruta del dragón o dragón verde, por su color cuando es inmadura.
Según un artículo publicado en African Journal of Pharmacology and Pharmacology, que revisó la literatura de varias publicaciones científicas, “la absorción de los compuestos bioactivos que se encuentran en la fruta del dragón aumenta la inmunidad humana, conduce a una mejor salud y mejora el rendimiento físico y mental”, y aunque se destaca que son necesarias más investigaciones para confirmar que puede consumirse sin ninguna restricción, es un fruto rico en poderosos antioxidantes, pues es contiene polifenoles y vitamina C.
