No a la RE-Construcción de Acapulco. El Dr. Salvador García Espinosa analiza el desastre tras el paso del huracán

1916

El Derecho a la Ciudad

NO A LA RE-CONSTRUCCIÓN DE ACAPULCO

Salvador García Espinosa

El uso del prefijo RE se utiliza en nuestro idioma español para referirse a la repetición de una acción, es decir, a “hacer algo una vez más”. Algo que no se debería de hacer, y en estas líneas explicaremos por qué. Comencemos por señalar que no se trata de un asunto de semántica o una búsqueda de la pureza del lenguaje, se trata de que, ante la urgencia por recuperar la normalidad en Acapulco ha llevado al gobierno, pobladores y múltiples asociaciones a sumar esfuerzos dirigidos a enviar un mensaje para la RE-construcción, sin considerar que, para estar en condiciones de enfrentar situaciones similares en el futuro, se debe mejorar o modificar. Muestra de la ausencia de dicha reflexión es que ya se han establecido fechas próximas para la RE-apertura de hoteles y se anunció que no se suspenderá el mundialmente famoso Tianguis Turístico, a celebrarse en abril del 2024.

Se puede considerar que el frenesí que impulsa el superar la tragedia llevó al gobierno federal a publicar en el Diario Oficial de la Federación el jueves 10 de noviembre que: “De conformidad con el artículo 10 de los lineamientos, se da por concluida la Declaratoria de Emergencia (Acuerdo por el que se Establece el Término de Situación de Emergencia) por la ocurrencia de lluvia severa y vientos fuertes el día 24 de octubre de 2023, en los municipios de Acapulco de Juárez y Coyuca de Benítez del estado de Guerrero”.

Pero la realidad es otra muy distinta. La zona urbana de Acapulco, junto con otras localidades rurales de Guerrero se encuentran en condiciones desastrosas en materia de inmuebles, infraestructura básica de suministro de agua potable, drenaje, servicios públicos municipales, como: limpia, vigilancia, transporte y un largo etcétera. Resulta urgente restablecer las condiciones mínimas de habitabilidad, sin que esto imposibilite una reflexión más profunda de lo acontecido para guiar las acciones gubernamentales. Aquí tres de las acciones que considero más relevantes:

Primera.

Enfrentar la crisis climática ha llevado a buscar que las ciudades sean más resilientes; según la ONU, “la resiliencia de una ciudad es su capacidad para mantener su funcionamiento después de una catástrofe inesperada. Por tanto, una ciudad resiliente es aquella que evalúa, planea y actúa para preparar y responder a todo tipo de obstáculos, ya sean repentinos o lentos de origen, esperados o inesperados”. Hoy, a más de 20 días del paso Otis, nos damos cuenta de que Acapulco no era resiliente; pero hoy se tiene la oportunidad de corregir decisiones del pasado y proporcionar a esta ciudad una capacidad de resiliencia que le permita su vigencia en el futuro.

Segunda.

La Tercera Ley de Newton establece que, para toda acción habrá una reacción igual, pero en sentido opuesto; este principio se puede aplicar al huracán Otis, pues la magnitud de la destrucción, sin dudas que debería impulsar acciones igual de intensas, inmediatas y sin precedentes. Es notorio que permanecieron las estructuras de concreto y acero de los edificios, pero todos los elementos de cancelería, muros de tablaroca interiores y en fachada no resistieron los fuertes vientos de más de 200 kilómetros de velocidad y, por lo tanto, no garantizan la seguridad de sus habitantes.

Del mismo modo en que los sismos que devastaron a la CDMX obligaron a reformar el Reglamento de Construcción, para elevar las especificaciones estructurales de los edificios, además de los mecanismos de supervisión de obra y responsabilidades de constructores,  hoy se deberían de revisar y actualizar los reglamentos de construcción de Acapulco, a fin de modificar especificaciones de construcción, particularmente sobre los elementos de fachada como cristales, canceles de aluminio en ventanas, muros falsos o prefabricados, alturas y demás elementos que hoy se sabe no garantizan la seguridad de sus habitantes.

Las proyecciones del Panel Intergubernamental del Cambio Climático pronostican que cada vez serán más frecuentes y de mayor intensidad los fenómenos meteorológicos como tormentas y huracanes; así que las reformas en reglamentos de construcción deben realizarse bajo la visión global de todas las ciudades costeras en México.

Tercera.

Acapulco, como muchas ciudades en México y el mundo, se ha desarrollado de manera paulatina de acuerdo con diferentes momentos e intereses gubernamentales y/o económicos. Muy superada quedó aquella ciudad turística que, a mediados de la década de 1940, iniciaba la construcción del primer muelle comercial y nueve años después la famosa avenida costera Miguel Alemán.

Como es característico de las ciudades costeras, el privilegio de la zona costera para la actividad turística ha propiciado una marcada polarización derivada de la especulación en los valores del suelo, donde la rentabilidad turística impulsa que las zonas habitacionales de los habitantes de la ciudad, aquellos que laboran en los establecimientos de hoteles, restaurantes, bares y demás servicios para el turismo, tengan su vivienda en las zonas de topografía accidentada, de difícil acceso y con déficit de servicios y equipamientos. Principalmente porque el impulso económico en materia turística atrae población flotante, presiones demográficas e invasiones para acceder a suelo y vivienda.

Hoy se tiene la oportunidad de mejorar esta situación, de promover acciones de reubicación de asentamientos establecidos en zonas de riesgo, además de mejorar la conectividad entre los varios acapulcos que hay: la zona central, la costera, punta diamante, etc. Se demanda, no un Programa de Desarrollo Urbano, sino un Programa Emergente que establezca las directrices de una ciudad distinta, no sólo más resiliente, sino con mayor calidad de vida para sus habitantes, mejorando substancialmente los medios de movilidad, la disponibilidad de equipamientos básicos de salud, educación y cultura.

Hablar de la CONSTRUCCIÓN DE UN NUEVO ACAPULCO daría el mensaje para que todos los esfuerzos se enfoquen a construir una mejor ciudad, no sólo para superar los problemas que se tenían, sino para enfrentar los desafíos que nos depara el futuro. Entonces, no RE-construyamos los errores urbanísticos para perpetrarlos en la historia por la prisa de volver a vacacionar.