Morelia, Michoacán, a 7 de enero de 2020.- Las comunidades purépecha fueron receptoras de la herencia de Don Vasco de Quiroga, quien se inspiró en la utopía de Tomas Moro escrita el 1516, al impulsar los pueblos hospital en Michoacán, mismos que continúan siendo eje central en estas comunidades, por lo que siguen representando una magnifica opción para adentrarse en los usos y costumbres de estos pueblos que se pueden disfrutar durante todo el año.
En las comunidades purépecha de la Meseta, La Cañada, la Ribera del Lago de Pátzcuaro y la Ciénega, aún perdura el modelo, desde donde Don Vasco de Quiroga impulsó sus pueblos-hospital; un modelo de sociedad más justo y sostenible.
Don Vasco de Quiroga llegó a la Nueva España con más de 60 años y, murió en la huatápera de Uruapan 30 años después, durante todo este tiempo, fundo más de 200 pueblos hospital.
Las huatáperas siguen siendo un tema primordial en la organización social de las comunidades indígenas, uno de los ejemplos más palpables es la comunidad de Santa Fe de la Laguna, en donde la vida de la comunidad gira en torno a la huatápera, el hospital.
Don Vasco especializó a cada comunidad en un oficio, incorporando técnicas europeas a oficios tradicionales, por eso, Santa Clara es famosa por su cobre, Cocucho por sus cocuchas de barro o Uruapan por sus laqueados, floreciendo así, una economía de trueque y comercio en el que la participación de las mujeres de la comunidad es invaluable, hoy en día, los artesanos y artesanas han elevado su oficio al del arte y están ampliamente reconocidos.
Las capillas de los purépecha están profusamente decoradas. Cuentan historias de santos, guían las liturgias, son didácticas, al levantar la cabeza para mirar al techo, en posición de rezo, se observa lo sagrado, al mirar las conchas que aparecen siempre, se percibe la transformación, el bautismo, el comenzar de cero.
Finalmente, es importante destacar que en 1540 Don Vasco de Quiroga fundó el Colegio de San Nicolás Obispo, una de las primeras instituciones de estudios superiores en el continente americano y el primero en admitir estudiantes indígenas, por primera vez en la historia. Los Padres de la Patria están estrechamente vinculados a esta institución, fundada sobre los valores de humanismo.