En Filadelfia, Estados Unidos, existe un barrio que parece sacado de una película de terror, con calles llenas de basura y habitantes que deambulan como zombies. Nos referimos a Kensington Avenue, un lugar donde el consumo de heroína y fentanilo ha devastado a la comunidad, generando una crisis de salud pública y seguridad.
Desde el 2017, cuando la BBC lo denominó el “Campamento de drogadictos al aire libre”, esta zona ha enfrentado graves problemas. Aunque recientemente se ha vuelto más conocido, la situación no es nueva para la ciudad. Kensington Avenue, que tiene una rica herencia de inmigrantes ingleses e irlandeses y solía ser un estandarte de la clase trabajadora, ahora lucha contra el consumo de drogas, la pobreza y la prostitución.
Las imágenes espeluznantes en internet y los testimonios de medios como The New York Times muestran a personas inyectándose drogas en sus brazos, cuellos y pies, y a otros cojeando y cabeceando. La presencia de consumidores de drogas es tan abundante que incluso se encuentran sobredosis en los baños de las bibliotecas públicas.
La adicción al fentanilo es uno de los mayores problemas en este sector. El fentanilo, un potente opiáceo sintético, se utiliza para potenciar los efectos de otras drogas, como la heroína. Esta sustancia es hasta 50 veces más poderosa que la heroína y 100 veces más que la morfina, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
En las calles de Kensington Avenue, se encuentra principalmente el fentanilo fabricado ilícitamente, que se distribuye en el mercado de drogas ilegales debido a su potencia y similitud con la heroína. Esta sustancia se añade a otras drogas, lo que las hace más potentes, adictivas y peligrosas.
El problema de Kensington no solo afecta a sus habitantes, sino que también atrae a miles de personas de todo el país que buscan obtener y consumir drogas. Según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, medio millón de personas han muerto por sobredosis de opioides en las últimas dos décadas. Kensington ha experimentado tres epidemias de drogas: la primera en la década de los 90 con opioides, la segunda en 2010 con miles de muertes por heroína y, desde 2013, también por fentanilo.
Otra droga preocupante en esta área es la Xylazine, conocida como ‘tranq’, un sedante mortal que se utiliza para potenciar los efectos de la heroína, la cocaína y el fentanilo. Esta droga ha sido declarada una “amenaza emergente” por la Casa Blanca debido a su potencia y peligro.
A pesar de los intentos del gobierno local por desalojar y abordar el problema, la situación en Kensington Avenue sigue empeorando. La adicción, la inseguridad y la falta de recursos han creado una crisis compleja que requiere una atención urgente y coordinada para ofrecer ayuda a aquellos atrapados