Christián Gutiérrez.
La autocracia es una forma de gobierno, en donde un solo gobernante suele detentar el poder ejerciendo atribuciones legales, con el objetivo principal de modificar aquella parte del entramando jurídico que articula la vida del Estado que gobierna, pero le estorba para lograr sus fines personalísimos.
Por su parte, el populismo es un estilo de gobernar en donde un individuo, de forma irresponsable y demagógica, no vacila en sacrificar el futuro de una sociedad por un presente efímero.
¿Cómo logra esto el populista? Por ejemplo, financiando con recursos públicos programas gubernamentales, que no suelen ser eficaces para resolver problemas de raíz. Esto genera convulsión en las finanzas públicas y se empeña el futuro de los ciudadanos, que es cambiado por aplausos rápidos.
Desde mi óptica, el Presidente de México es un autócrata populista, y estas características son señales de alarma.
¿Por qué lo digo? Porque peligra el avance democrático que México ha venido desarrollando desde los años 80 del siglo pasado; particularmente, me refiero a un avance en instituciones que han logrado nivelar -en algo- las injusticias, los dispendios, los abusos y las autocracias que se vivieron, sobre todo, con las presidencias imperiales de los años 60 y 70 del siglo XX.
Sumado a estas dos señales de alarma, aprecio dos más que los mexicanos deben reconocer.
1. Michelle Bachelet, que es la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, se ha manifestado preocupada por la violencia que se vivió durante el proceso electoral mexicano que culminó –en parte-, con las elecciones del 6 de junio pasado.
“México mantuvo sus mayores elecciones este mes con varios desafíos. Me preocupó la violencia política en el contexto electoral con mínimo 91 políticos y miembros de partidos políticos, entre ellos 36 candidatos fueron asesinados durante el periodo electoral que empezó en septiembre de 2020,″ dijo la Alta Comisionada.
¿Y ante esta violencia qué respuesta se ha tenido? El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, el día 7 de junio pasado dijo que se sentía contento porque los delincuentes se habían portado más o menos bien. Es decir, reconoció públicamente y de forma explícita que el proceso electoral estuvo manipulado por los delincuentes, pero no le importó, mucho menos reprobó los hechos.
2. La Coparmex, México, acaba de anunciar la conformación del grupo Guardianes de la Constitución, cuyo objetivo será instituirse como un Observatorio Ciudadano para combatir las reformas legislativas que podrían atentar contra la Constitución y contra aquellos principios legales que deben articular las buenas conductas y la vida en comunidad.
Estos dos hechos ponen de manifiesto que organismos autónomos, nacionales e internacionales, están observando y reconocen un avance autocrático del Presidente de México y de su proyecto político de Nación, el cual, está mostrando ser contrario al Estado de Derecho y a la vida republicana y democrática que los mexicanos aceptamos desde hace por lo menos 30 años.
¿Qué sucederá ahora? Sin duda, una negativa de parte de López Obrador y de su grupo político, pero los hechos están siendo exhibidos cada día más por organismos autónomos, medios de comunicación internacionales y algunos nacionales, por investigadores y analistas de prestigio.
La autocracia y el populismo han demostrado su fracaso y el peligro que representaron y siguen representando en diversos países, y eso es algo que los mexicanos no debemos aceptar.
* El autor es consultor, estudia la maestría en Comunicación, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Neuromarketing, de maestría en Ciencia Política y de licenciatura en Derecho.
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