Elecciones, jóvenes y ciudad. El análisis del Dr. Salvador García Espinosa, hoy en “El Derecho a la Ciudad

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El Derecho a la Ciudad

ELECCIONES, JÓVENES Y CIUDAD

Salvador García Espinosa

La semana pasada dieron inicio las campañas políticas y ahora seremos víctimas de un bombardeo de poco más de 52 millones de anuncios o spot publicitarios. 30 millones 465 mil 726 spots serán usados por los partidos políticos y candidatos independientes. El resto lo utilizará el INE para la difusión del proceso. Al final del día, una buena cantidad de ciudadanos terminaremos agobiados por la cantidad y repetición de anuncios, a grado tal que terminamos por no escuchar, ni distinguir propuestas.

Ante el escenario descrito, muchos adultos argumentarán que su decisión ya está tomada y, por lo tanto, su voto no depende de las propuestas que hagan las candidatas. El Financiero publicó los resultados de una encuesta en la que indica que aproximadamente dos terceras parte de electores dicen que ya decidieron su voto para presidente. En otras palabras, una tercera parte de los electores está indeciso de por quién votar, y este sector está formado por electores más jóvenes, incluyendo los que votarán por primera vez.

La población joven en México, es decir los que están entre 18 y 29 años, actualmente representan el 23.78%, poco más de 30 millones de personas y, de acuerdo con el corte de noviembre de 2023 del Instituto Nacional Electoral (INE), representan el 30% de la lista nominal de todo el país. De este sector de jóvenes, casi 16 millones de jóvenes votarán por primera vez (primovotantes) en comicios presidenciales y por lo que se puede afirmar que su participación definirá en gran medida quién ganará la elección.

El reto es que, constituye, según el INE, el sector más apático y de mayor abstención al voto. En2018, sólo se logró persuadir al 52.6% de los registrados, entre 18 y 29 años, de que fueran a votar. En buena medida puede afirmarse que, en virtud de ser mayoritariamente usuarios de internet, están fuera del “alcance” de los spots de la televisión abierta y programas de radio. Por pragmático que parezca, esto puede explicar, en buena medida, el éxito del “fosfo-fosfo” entre este sector de votantes.

Si bien, las estadísticas del INE señalan que los primovotantes tienen un alto grado de participación en las elecciones, por encima del 60% de los inscritos en el padrón. Esto se explica en función de diversos factores como el hecho de que aún viven con sus padres y acuden a votar, como parte de la participación cívica de la familia, en contraposición después de los 19 años, su participación disminuye drásticamente por desinterés y porque, en buena medida, muchos sólo tramitan su credencial para tener un documento oficial que les permita comprobar su mayoría de edad y así obtener otros documentos como la licencia de conducir o el pasaporte.

Ahora bien, en el otro extremo, las generaciones más numerosas, corresponde a quienes nacieron entre 1960 y 1970, que actualmente han ingresado o ingresarán próximamente al grupo de mayores de 60 y más. Este sector representa el 8.72% de la población y para 2050 representará un 28%. Lo relevante del caso es que las dos candidatas pertenecen a este sector, ambas cuentan con 61 años, el reto mayor que enfrentan las candidatas es generar propuestas que logren captar la atención de los jóvenes a grado de lograr movilizarlos para salir a votar.

Asumiendo la diferencia de edades y, enfocándose desde la perspectiva del sector de los jóvenes, resulta fácil comprender que hablar de inseguridad, delincuencia, economía, corrupción o empleo; si bien, puede considerarse que constituyen temas comunes y de interés a todos los ciudadanos, las prioridades para cada sector resultan completamente distinto. Se trata de visiones distintas de país: la de los jóvenes y la de los adultos.

Ejemplo de lo anterior es el tema de la corrupción, mismo que si bien parece ser que fue el más redituable para la elección de Vicente Fox en el 2000 y para AMLO en el 2018; ahora no parece ser tan relevante frente a temas como la inseguridad y el desempleo; al menos para este sector de jóvenes.

No se debe olvidar que actualmente 8 de cada 10 mexicanos viven en una ciudad. México cuenta actualmente con 384 ciudades, de las cuales pueden distinguirse centros urbanos mayores a 15 mil habitantes; conurbaciones como resultado de la continuidad física entre dos o más localidades y la zona metropolitana: agrupación en una sola unidad de municipios completos que comparten una ciudad central y están altamente interrelacionados funcionalmente. Bajo esta perspectiva, y de forma particular para los jóvenes, los temas de acceso a la vivienda, empleo, seguridad y movilidad, adquieren una dimensión significativa, porque representan el “día a día” de este sector poblacional.

Todas las proyecciones parecen indicar que las distancias, tiempos y costos de los trayectos urbanos se incrementarán; aumentarán las externalidades negativas o costos sociales. Los desafíos que como sociedad enfrentamos resultan complejos, como la crisis climática, la desigualdad social y la transformación digital, pero las nuevas generaciones tienen la capacidad de impulsar los cambios significativos que se requieren. La trascendencia del voto joven es significativa, pues su participación o no, podría decidir el rumbo político del país, no sólo los siguientes seis años, sino en toda una generación de jóvenes.