El telescopio espacial James Webb ha observado por primera vez Saturno, el famoso planeta anillado, en el infrarrojo cercano.

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El planeta aparece extremadamente oscuro en esta longitud de onda infrarroja registrada por el telescopio, ya que el gas metano absorbe casi toda la luz solar que incide sobre la atmósfera. Sin embargo, los helados anillos permanecen relativamente brillantes, dando lugar a este aspecto tan poco habitual de Saturno.

Esta imagen fue tomada como parte del programa Webb 1247 de «Guaranteed Time Observation». El programa incluía varias exposiciones muy profundas del planeta destinadas a poner a prueba la capacidad del telescopio para detectar pequeñas lunas alrededor del planeta y sus brillantes anillos. Los detalles de las características orbitales de las lunas recién descubiertas podrían ayudar a los científicos a componer una imagen más completa acerca de su sistema actual, y también de su pasado.

Esta nueva imagen de Saturno muestra claramente los detalles del sistema de anillos del planeta, junto con varias de sus lunas: Dione, Encélado y Tetis. Otras exposiciones más profundas (no mostradas aquí) permitirán al equipo explorar algunos de los anillos más débiles del planeta, no visibles en esta imagen, incluyendo el delgado anillo G y el difuso anillo E. 

Los anillos de Saturno están formados por un conjunto de fragmentos rocosos y helados, cuyas partículas varían en tamaño desde las más pequeñas que un grano de arena hasta algunas tan grandes como las montañas de la Tierra. Recientemente, los investigadores utilizaron el Webb para explorar Encélado y descubrieron un gran penacho que sale del polo sur de la luna y que contiene partículas y grandes cantidades de vapor de agua: este penacho alimenta el anillo E de Saturno.

La atmósfera de Saturno también muestra detalles sorprendentes e inesperados. Es la primera vez que la atmósfera del planeta se observa con tanta claridad en esta longitud de onda concreta (3,23 micras). Las grandes estructuras oscuras y poco nítidas del hemisferio norte no siguen las líneas de latitud del planeta, por lo que esta imagen carece del familiar aspecto rayado que suele observarse en las capas atmosféricas más profundas del planeta. La irregularidad recuerda a las ondas planetarias a gran escala en la capa de nubes estratosféricas por encima de las nubes principales, potencialmente similares a las observadas en las primeras observaciones de Júpiter con el Webb NIRCam