Morelia, Mich., a 16 de agosto de 2020.- Dentro del Consejo Estatal del PRD de Michoacán, donde tomarán protesta 150 nuevos Consejeros Estatales, la mesa directiva del Consejo y el nuevo presidente y secretaria general, llama la atención que en la designación de la dirigencia del PRD no se imponga una línea centralizadora, sino una madurez y un liderazgo real del primer perredista de la entidad, que es Silvano Aureoles Conejo.
Y pesar del peso del grupo mayoritario, al parecer se privilegiaron los acuerdos para salir unidos, renunciando a la tentación de imponer, se dejará la dirigencia en figuras ante todo capaces y competitivas, al frente de un comité integrado por militantes que representan si los agrupamientos internos, pero también las habilidades que anuncian un trabajo político electoral que le apuesta a la competitividad más que a favorecer a los cercanos.
Estas señales indican que si bien el Gobernador del Estado, Silvano Aureoles, en un principio dejó correr las aguas, al fin se colocó en el centro de las disputas y ejerció su liderazgo con la responsabilidad que le da el ser el primer perredista del estado, dado que cuidó se tomarán decisiones incluyentes, reconociendo en parte la configuración de las fuerzas en el espectro político, que no necesariamente es lo mismo que el de los órganos partidarios, para propiciar equilibrios.
Y es que aunque en el fondo de las aparentes diferencias, de lo que se trata es como quedarse con las candidaturas, no es lo mismo que las decisiones queden en manos de una figura de menor gramaje que usufructúa el nombre y el parentesco, a que las oriente quien al final está dando la cara y asume el liderazgo para señalar, cómo es el papel de toda oposición política, los errores del Presidente de la República, cuyo movimiento partido y posibles candidatos se frotan las manos pensando que ganar michoacan en el 21 es pan comido; quizá se podrían llevar una sorpresa.
Al final en el PRD, hablando de liderazgos nadie gana, ni nadie pierde, gana el partido, que de esta forma se presenta fuerte ante los procesos de negociación para concretar alianzas con otros partidos y se concentra en fortalecer las estructuras, preparar las estrategias y generar las acciones que demandan el proceso electoral ya en puerta.
Gana también la línea pensante, que privilegia el diálogo, la inclusión, el respeto a las diferencias de opinión y que impulsa la apertura para sumar en favor de las prioridades colectivas y no de las personas en lo individual.
Redacción VA.