Este 28 de abril se celebra el Día Internacional para la Conservación de los Anfibios, una fecha dedicada a sensibilizar sobre la alarmante situación de estos pequeños pero esenciales animales.

Los anfibios, como ranas, sapos y salamandras, desempeñan un papel vital en los ecosistemas: controlan poblaciones de insectos, son fuente de alimento para otras especies y actúan como indicadores de la salud ambiental. Sin embargo, enfrentan amenazas graves como la pérdida de hábitat, el cambio climático, la contaminación y enfermedades como la quitridiomicosis.

De acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), más del 40% de las especies de anfibios están en peligro de extinción, convirtiéndolos en uno de los grupos de vertebrados más amenazados del planeta.

La conservación de los anfibios es un llamado urgente a proteger la biodiversidad y los ecosistemas de los cuales dependemos todos. Hoy, iniciativas de científicos, organizaciones y ciudadanos buscan restaurar hábitats, controlar enfermedades y crear conciencia sobre su importancia.

Pequeñas acciones como respetar los entornos naturales, evitar el uso de pesticidas y apoyar programas de conservación pueden marcar la diferencia para garantizar un futuro en el que los anfibios sigan saltando, croando y recordándonos la maravilla de la vida en la Tierra.