Lee Jung-hee es una ama de casa de Seúl que iba a cumplir 60 años el próximo año. Sin embargo, con el abandono del sistema tradicional de recuento de la edad en Corea del Sur, ha rejuvenecido un año y está encantada con ello.
Corea del Sur es el último país de Asia oriental que aún usa un método de cálculo de la edad que determina que los niños al nacer tienen un año, contando la gestación como parte de su vida.
En diciembre, Corea del Sur aprobó leyes para desechar el método tradicional y adoptar por completo el estándar internacional. Con el sistema anterior, todo el mundo se volvía mayor en el cambio de año en vez de en el cumpleaños, con lo que un bebé nacido el 31 de diciembre ya tenía dos años el 1 de enero.
Pero desde el miércoles, el país adoptará oficialmente el sistema internacional que calcula la edad de las personas conforme a la fecha de nacimiento, con lo que todos los surcoreanos se volverán uno o dos años más jóvenes.
El cambio oficial tendrá un impacto limitado en la práctica ya que en numerosos aspectos administrativos, como la edad en el pasaporte, la edad mínima de persecución penal o la edad jubilación ya se empleaba el sistema internacional.
Sin embargo, el gobierno confía en que sirva para disipar confusiones como la que sufren ancianos convencidos de que ya pueden recibir la pensión de jubilación en base a su edad coreana.
La antropóloga Mo Hyun-joo explica que la edad es importante en la cultura surcoreana, ya que afecta el estatus social y dicta qué títulos y honores debe usar con los demás.
Los coreanos normalmente usan palabras como “unni” y “oppa”, que significan hermana o hermano mayor respectivamente, en vez de los nombres en una conversación. Por ello, en las escuelas se emplea el sistema de “edad-año”, para que todos los alumnos de una clase tengan oficialmente la misma edad y no se tenga que emplear estas distinciones entre ellos.