Entérate acerca de los ciclos solares y las consecuencias que podrían traer al planeta.

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Una característica que quizás desconocías del Sol es que este pasa por diferentes ciclos en los que sufre cambios en su superficie.

A pesar de ser un elemento tan indispensable para el desarrollo de la vida en el planeta, el Sol, la estrella central de nuestro sistema, sigue siendo un desconocido para la gran mayoría de la población. Unas de las características más desconocidas de nuestra estrella son los ciclos solares.

¿Qué es un ciclo solar?

Un ciclo solar dura más o menos once años y es un proceso que se repite periódicamente, es decir, en cuanto termina, vuelve a empezar. La finalidad de estos ciclos es cerrar y completar el ciclo magnético del Sol. Esto significa que los polos norte y sur del Sol cambian de lugar, lo que hace que, entre otras cosas, la Tierra pueda llevar a cabo su proceso de traslación alrededor del Sol

¿Qué consecuencias tienen los ciclos solares?

Los ciclos solares tienen consecuencias en la actividad de la superficie solar, ya que al principio del proceso hay pocas manchas solares. Las manchas solares son extensiones de la superficie que se ven oscuras y que tienen una temperatura menor, pero con una importante actividad magnética. Este momento de pocas manchas en la superficie se conoce como “mínimo solar”, y a medida que avanza el ciclo, el número de manchas va aumentando hasta llegar al “máximo solar”.

Por su parte, el máximo solar llega a la mitad del ciclo, siendo el proceso en el que más manchas hay. Después de llegar al máximo, la actividad empieza a reducirse poco a poco hasta que se vuelve a pasar al mínimo solar, volviendo a empezar un ciclo de nuevo.

Estos cambios en el sol, como no puede ser de otra manera, afectan directamente a la tierra. Las erupciones solares son explosiones de gas repentinas que se dan en la superficie solar y que equivalen a una bomba de hidrógeno. Estas se producen a lo largo de estos ciclos, son las culpables de la aparición de auroras boreales, y pueden afectar a las comunicaciones por radio o por satélite, a las redes eléctricas, a los sistemas GPS, o lo que es más peligroso; a la aviación