El mar Muerto es famoso por varios hechos, entre ellos, su elevada cantidad de sal que impide la vida en sus aguas y favorece que los objetos floten en ellas, y su mención en varios pasajes de la Biblia.
A pesar de su nombre, se trata de un lago endorreico, es decir, un cuerpo de agua rodeado de tierra sin salida grande o significativa hacia el mar u otro cuerpo de agua. Asimismo, es un lago hipersalino ya que tiene una alta concentración de sales que supera la de los mares conectados a los océanos.
Se ubica entre las fronteras de Jordania, Israel y Cisjordania, a más de 400 metros por debajo del nivel del mar. Desde esta perspectiva, el mar Muerto es el punto más bajo de la Tierra, y claro, el cuerpo de agua más bajo de todos. Está dividido en 2 cuencas separadas por un puente de tierra, que en conjunto se asientan sobre una depresión creada por una grieta o falla, llamada Valle del Jordán, entre las colinas de Judea y la meseta de Transjordania.
El mar Muerto no sufre de sobreexplotación pesquera, pero su extensión y volumen de agua se ha reducido durante las últimas décadas. Esto se debe principalmente al desvío de agua y grandes hundimientos del terreno que provocan que algunas áreas colapsen.
El mar Muerto está situado sobre una fosa tectónica, es decir, una depresión bordeada por fallas paralelas, a lo largo de la extensión del límite entre las placas Africana y Arábiga. Antes de que la fosa se creara, el mar Mediterráneo, más extenso que el actual, ocupaba Siria y Palestina en el Jurásico y el Cretácico, pero en el Mioceno la placa Arábiga colisionó al norte con la placa Euroasiática, lo que provocó que la tierra se levantara y formara la cordillera central de Palestina; esto a su vez ocasionó la formación paulatina de la fosa tectónica y su relleno con agua de mar.
Posteriormente, durante el Pleistoceno, la tierra entre el Mediterráneo y el valle causado por la grieta (entre las placas tectónicas) se elevó varios metros hasta que el agua del mar se retiró, por lo que la fosa y sus aguas quedaron aisladas. También quedó aislado del Golfo de Aqaba.
La cantidad de sal en el mar Muerto, unas 10 veces la salinidad del océano, lo hace prácticamente un desierto marino en el que los únicos seres vivos capaces de habitarlo son algunas bacterias, protozoos y algas unicelulares, algunas de ellas del género Dunaliella.
No obstante, a lo largo del litoral puede encontrarse plantas halófitas, aquellas adaptadas a la alta salinidad o alcalinidad. No hay peces, reptiles, anfibios y mucho menos mamíferos marinos, y las ocasiones en que peces son arrastrados por crecidas de otras fuentes de agua, mueren sin remedio al entrar en contacto con el mar Muerto. No puede hablarse de biodiversidad cuando se trata del mar Muerto, pero esto no significa que no posea recursos valiosos. Las sales de las aguas son aprovechadas para fines terapéuticos, y el lodo del lecho se aplica en el cuerpo por las propiedades benéficas de los minerales.