La misión Chandrayaan 3 acaba de despegar rumbo a la Luna. El programa espacial indio despierta de esta forma de su letargo tras los duros años de pandemia.
Además, esto le sirve para acercarse en su ya perdida carrera espacial con China. La cual lideraron por un breve espacio de tiempo que sin embargo la infrafinanciación y retrasos en la India dieron ventaja al país del dragón.
El GSLV MK3 se comportó de forma nominal durante los más de 15 minutos que pasaron entre la ignición y la separación de la nave. En ese tiempo se quemaron más de 350 toneladas de 3 tipos diferentes de combustibles.
En el momento del despegue se encendieron únicamente los S200. Estos cohetes aceleradores de combustible sólido proporcionan la totalidad del empuje al lanzamiento. Una vez se agotan se enciende la etapa principal alimentada por hidracina. Este es la mayor peculiaridad de este cohete, el encendido aéreo de sus motores principales.
Chandrayaan 3 está dividida en dos naves bastante independientes entre sí. La primera llamada módulo de propulsión es un sistema sin apenas sentido más allá de su nombre.
En la predecesora, con un diseño idéntico, este era un orbitador científico completo con una panoplia de sensores e instrumentos. En esta repetición de la parte fallida de Chandrayaan 2 se decidió limitar al máximo la parte que quedaría en órbita al gozar el satélite de la anterior misión de buena salud. Y por tanto todos los equipos necesarios para esta nueva ya están en la Luna y se podía ahorrar masa y dinero.
La otra sección es el módulo de aterrizaje, la razón de existir de este proyecto. Tras el fracaso de Pychram y Vikram aterrizador y rover respectivamente de Chandrayaan 2 se decidió repetir esta parte. Se le dio el nombre de Chandrayaan 3 y se empezó a trabajar.
Hoy, 4 años después ese trabajo ha dado sus frutos y se espera que la India vuelva a intentar convertirse en el 4o país en aterrizar en la Luna en aproximadamente un mes y medio.