El viernes, un avión de la guardia de fronteras polaca que estaba en una misión para la agencia europea de fronteras (Frontex) fue interceptado por un avión de caza ruso Sukhoi Su-35 mientras patrullaba el mar Negro en cooperación con Bucarest.
El Ministerio de Defensa rumano denunció un “comportamiento agresivo” por parte de Moscú, ya que el piloto ruso realizó “repetidas maniobras peligrosas” que pusieron en peligro la seguridad del avión polaco.
A pesar de las “turbulencias” provocadas por la situación, el piloto polaco logró aterrizar en Rumania después de una “pérdida inicial de altitud” y “graves dificultades de control”. Bucarest advirtió que este incidente es “una nueva prueba del enfoque provocador de Rusia en el mar Negro”.
La agencia europea de la guardia costera y de fronteras, Frontex, no respondió de manera inmediata a AFP. Los guardias de frontera polacos no quisieron hacer comentarios sobre la situación y anunciaron que se publicaría un comunicado el domingo.
Las autoridades rumanas informaron que el avión polaco, sin armamento, estaba monitoreando el riesgo migratorio y se encontraba en el espacio aéreo internacional, a unos 60 km al este del espacio aéreo rumano.
La aeronave fue desplegada en Rumania del 19 de abril al 17 de mayo para una operación organizada por Bucarest y coordinada por Frontex, en la que también participan España y Suecia.