Al calificar como grave la elaboración y distribución de la llamada cartilla moral, el diputado local Antonio Soto Sánchez presentó un exhorto al titular del Poder Ejecutivo Federal, en el que demanda respeto al Estado laico.
Ante el Pleno de la LXXIV Legislatura Local exigió a la federación respetar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, la preservación y respeto del carácter laico de nuestro Estado Nacional y el Derecho a la Libertad de Conciencia, al recalcar que con la cartilla moral se vulnera el Estado laico.
Al hacer uso de la máxima tribuna en el Congreso del Estado el diputado integrante del Grupo Parlamentario del PRD hizo un llamado a todos los poderes y autoridades de los diversos niveles de gobierno, a no imponer políticas públicas a partir de sus creencias personales, sino llevar a cabo sus funciones de acuerdo con el interés público y ciñéndose estrictamente a la ley.
“Intentar legitimarse en las fuentes religiosas, en lo sagrado, en las instituciones eclesiales, es un grave error que pone en riesgo el carácter laico del Estado Mexicano y las libertades de todos”, sostuvo.
Antonio Soto consideró grave la elaboración y reparto de la llamada Cartilla Moral, así como la intención de generar una Constitución Moral, paralela a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y que para la distribución de tal cartilla, se invite a colaborar e inclusive ya se hayan establecido compromisos con agrupaciones de carácter religioso y eclesiástico.
Lo anterior, puntualizó, viola flagrantemente la Constitución de la República y la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, por lo que, consideró necesario que como Congreso del Estado se demande al Gobierno Federal respeto al Estado laico.
Antonio Soto refirió que el laicismo no es una creencia sino un proyecto intelectual que incorpora y promueve un determinado acervo de principios que dan carta de identidad a la diversidad y la pluralidad. “El pensamiento laico constituye una “visión del mundo “en la que, en una aparente paradoja, hay espacio para múltiples “visiones del mundo” en ocasiones encontradas. Es una actitud ante y para la diversidad, una postura que reemplaza el principio de autoridad a ultranza por el análisis, un método para discutir y comprender la realidad”.
Hizo mención que cuando el espacio público está disminuido por una concepción religiosa, un poder absoluto o una ideología, el diálogo entre posiciones distintas es imposible. “Reconocer al otro como interlocutor, requiere de un ejercicio compartido de tolerancia y respeto. Las concepciones y actitudes excluyentes son incompatibles con la deliberación pública”.
Recordó que el Estado Mexicano es laico, que esto está reconocido explícitamente en los artículos 40, 115 y 130 de la nuestra Constitución Política y reglamentado en la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público.
Aunado a que la Constitución y las leyes prescriben una clara separación y un no intervencionismo de lo público en la esfera de lo religioso y de lo religioso en lo público y un jurisdiccionalismo o control sobre los límites de las Iglesias y los del Estado y la obligación de éste de preservar la libertad de conciencia. Las agrupaciones religiosas no son ya las que pueden influir en la conformación de las leyes o definir las políticas públicas.