¿Qué debemos esperar del nuevo rector o rectora de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo? Aquí el análisis del Dr. Héctor Ayala

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Todos los michoacanos, egresados de la máxima casa de estudios o no, reconocemos en la Universidad, el alma mater forjadora de grandes profesionistas, que con una instrucción pública de excelencia recibida en sus aulas, egresan siendo mejores ciudadanos y mejores michoacanos. Esta formación no es fortuita, el nivel académico de nuestra Universidad no es producto de la casualidad, es fruto de muchos años de tradición, de capacitación y compromiso de sus docentes, de la vocación y del cariño hacia el alma mater de muchos trabajadores, profesores y alumnos egresados que le devuelven a la Universidad algo de lo mucho que les dió.

Muchos de los grandes ideólogos de nuestra independencia se formaron en las aulas nicolaítas como Don José María Morelos, José Sixto Verduzco, José María Izazaga e Ignacio López Rayón, quienes una vez egresados fueron profesores de nuestra Universidad al igual que Don Miguel Hidalgo y Costilla quien también fue rector.

La autonomía universitaria, que es patrimonio de los michoacanos, no sólo debe ser concebida para la libertad de catedra, sino también para su desarrollo institucional porque en su administración resulta imperioso revisar de fondo y hacer un balance, pues es necesario realizar una reestructuración que responda a los retos de austeridad, disciplina en el gasto público, transparencia y una distribución justa de la riqueza con el fin de seguir formando a los mejores profesionistas del País. Sin duda esta reingeniería ha causado polémica, pues existen los que quieren conservar un poder cupular que va en detrimento de los recursos de la Universidad, y por otro lado la necesidad de reajustar los procesos internos que ayuden a que se tomen decisiones democráticas dentro de nuestra máxima casa de estudios, como podría ser la revisión de los procesos de integración de los consejeros, la designación de Directivos, la integración sindical, dejar atrás la endogamia, entre otros. Si bien es importante y esencial la coordinación con el gobierno sin que se confunda con la sumisión, es el momento de que hoy la universidad michoacana de el gran paso para convertirse en ejemplo de democracia interna, de orden administrativo, de gratuidad, de mantenerse en la ruta de certificación y acreditación de la oferta académica, pues es bien merecido para nuestra Universidad, no solamente por su historia a nivel nacional e internacional, si no por todo el impacto y trascendencia a favor de nuestra Estado.

Las prioridades de los tres niveles de gobierno se ven reflejados en sus presupuestos, por eso considero que para los gobiernos federales y estatales hace muchos años que la educación dejo de ser prioridad. Desde luego que el invertir el dinero público sin una correcta planeación y transparencia en el ejercicio de los mismos no garantiza una educación pública, laica, gratuita y de excelencia. Forzosamente necesita estar acompañada de una serie de acciones que garanticen el manejo adecuado de los recursos, por ejemplo: es necesario que los michoacanos conozcamos como se invierte el dinero de nuestra Universidad, cuanto nos cuestan los profesores, trabajadores manuales y administrativos, jubilados, rectores y ex rectores, donde se invierten las cuotas, como se tiene proyectado la atención al déficit presupuestal.

Para los gobiernos, otra de las razones podría ser que los resultados de esa inversión pública no se notan a corto plazo, pero eso si en la retórica del discurso que siempre se replica, apoyando a los maestros y alumnos. La mayoría de las universidades públicas del país atraviesan por crisis económicas para poder cerrar cada ejercicio fiscal, tienen discrepancias constantes con los poderes ejecutivo y legislativo con respecto al manejo de sus finanzas internas.

Aunque debemos mencionar que existe una promesa importante de parte del titular del ejecutivo estatal de gestionar para que la Universidad Michoacana tenga junto a la UNAM el rango de universidad nacional, que representa el mínimo la gestión, parece ser que ya se cumplió, ahora falta que se logre. Esperemos que no quede como la promesa de Federalización de la nomina de educación básica estatal. Seguramente con el reconocimiento de universidad nacional vendrán mayores responsabilidades para las autoridades nicolaítas, para los sindicatos, trabajadores y alumnos, siendo un gran motivo de orgullo junto con una serie de responsabilidades que cumplir. El gran reto será hacer coincidir las mejoras salariales justas y la vinculación del crecimiento presupuestal conforme a los resultados académicos; una justa distribución de los recursos económicos que motiven a los profesores y trabajadores sin comprometer la viabilidad económica y salud financiera, porque la calidad de sus egresados y su inserción en el sector productivo local lo amerita.

Es por ello, que la comisión de rectoría en la próxima designación del nuevo rector o rectora deberá tener por encima de los intereses de grupos políticos: el bienestar de la UNIVERSIDAD con la designación del mejor perfil, aquel o aquella que le inyecte nuevas ideas que ayuden a contribuir a la mejora académica y administrativa. Esperemos que tengan esa gran responsabilidad y actúen de manera congruente para elegir a quien tenga mayor conocimiento de la universidad, legitimidad con todos los sectores universitarios, con una visión progresista y valentía para que nuestra Universidad cumpla los retos que hoy se requieren.

Porque creemos que la educación es la llave para el desarrollo social y económico, la solución de libertad ante la opresión, la ruta sustantiva para que espíritu de nuestra Universidad marque la ruta de futuro.  En este contexto decisivo, estaremos muy atentos observando lo que sucede para bien de nuestro Estado.

DR. Héctor Ayala Morales

Ex Secretario De Educación