Ataviados con su vestimenta tradicional purépecha, la de gala, 19 madres y padres de familia de diversas comunidades indígenas de Paracho, Michoacán, arribaron a Los Ángeles, California, para reencontrarse con sus seres queridos a los que no habían visto en décadas.
La pintoresca tradición de los pueblos originarios de Michoacán llenó de color la ciudad angelina, inundada de enaguas plisadas, rebozos, mandiles, guanengos bordados; de mujeres con el cabello trenzado con listones multicolores y de hombres en trajes de manta bordados en punto de cruz y sombreros.
Así engalanaron las Palomas Mensajeras -programa sello del Gobierno de Silvano Aureoles Conejo-, las instalaciones de la casa Michoacán, donde ya los esperaban sus hijas, hijos, nueras, yernos, nietas, nietos y demás integrantes de las familias conformadas en Estados Unidos.
Integrante de este grupo de Palomas Mensajeras, cuyo viaje se realizó bajo la coordinación del Consejo Supremo Indígena de Michoacán con el Gobierno de Michoacán, don José Cruz Cervantes, agradeció la sensibilidad de las autoridades estatales para ayudarles a cristalizar este sueño.
“Yo le decía a mi compadre Bernardo que no íbamos llegar; él, a pesar de ser el más grande todos nosotros tuvo el valor, pero al final me decía “se me hace que mejor no vamos” y le dije, compadre, ya vamos en el avión y ya mero llegamos, y pues aquí estamos con el apoyo del Consejo Supremo Indígena, no es fácil, pero con la ayuda de todos los que nos guiaron y al Gobernador Silvano Aureoles, que puso este dedo en el renglón para traer gente aquí se logró, estamos bien agradecidos con todos los servidores, gracias a Dios aquí estoy con mi hija, gracias porque yo nunca me había montado a un avión”, dijo Don José.
Para rematar, una manta de más de seis metros en la que las Palomas Mensajeras plasmaron su agradecimiento al gobierno estatal por el apoyo que han recibido, para volver a ver a sus seres queridos.
Desde su creación, el 8 de febrero de 2017, el programa sello del Gobierno de Michoacán, Palomas Mensajeras, ha permitido el reencuentro de más de 6 mil 600 personas adultas mayores con sus seres queridos en Estados Unidos, de las cuales, más de mil 600 -el 25 por ciento-, provienen de comunidades indígenas del Estado.
