La Opinión en breve/Lorena Cortés
Morelia, Mich..- El miedo es la sensación de angustia provocada
por un peligro eminente o imaginario. Es un sentimiento de desconfianza, antepone la idea
de que algo o alguna cosa pueda amenazar la seguridad o vida de alguien. En psicología el
miedo es un mecanismo de defensa, psicológico y fisiológico, que permite al ser vivo
mantenerse alejado o a la defensiva y asegurar su supervivencia ante un eventual peligro; es
parte de la condición humana por que prepara al organismo a reaccionar frente situaciones
de riesgo.
Sin embargo, en sociedades y ambientes sumamente ansiosos, angustiantes y violentos el
miedo pasa a ser patológico, afectando a las personas a nivel físico, psicológico y social.
Entonces, poco hablamos del miedo colectivo, que se alimenta muchas veces de “tácticas
terroristas” justamente para sembrar temor en la comunidad. Según un análisis de Mauricio
Meschoulam, internacionalista y experto en terrorismo, lo ocurrido la semana pasada en
algunas ciudades del norte del país (incendio de vehículos, tiendas de conveniencia etc;
señala que se trata de actos violentos cometidos contra blancos directos, pero cuyo blanco
real es otro. Señala que el propósito de hacerlo, es inducir en terceros un estado de shock,
de pánico o estrés colectivo, y canalizar a través de ese terror uno o varios mensajes que
incluyen la idea de quién está realmente en control de determinada zona.
Lo que no está visibilizado es que el miedo en una sociedad define la calidad de la
democracia, no hay libertad con miedo. En las últimas décadas hemos sido testigos como
grupos armados han sembrado miedo en la sociedad, en varias regiones del país.
El miedo se ha convertido en uno de los elementos más poderosos de las relaciones sociales
y del control del territorio, por lo que surge la necesidad de la atención que esta requiere,
pues el trauma colectivo trastoca la salud mental de la sociedad.
