Fortalecer el liderazgo político de las mujeres
Yurisha Andrade Morales*
Desde 1975 la Organización de las Naciones Unidas institucionalizó el “8 de marzo”, como el Día Internacional de la Mujer, originalmente denominado como Día Internacional de la Mujer Trabajadora. En esta celebración vale reflexionar sobre los retos y estrategias para fortalecer su liderazgo político. El tema no puede eludirse por ningún Estado democrático, puesto que se refiere a la inclusión política de un segmento fundamental de la población en una sociedad plural.
Al hablar de inclusión política hay que considerar que ésta se ha ampliado en la medida en que nuestra democracia se consolida. Fue a partir del boom democrático de 1970 cuando aparecen y cobran relevancia nuevos temas y demandas, como la protección al medio ambiente y los derechos étnicos, culturales y de género. Los cambios inician en los ámbitos locales y urbanos de Europa occidental, Norteamérica y Australia y de ahí se extiende a todo el globo. Un grupo de investigadores sociales llamaron a este fenómeno la Nueva Cultura Política, y han señalado entre sus elementos clave, el impulso a la democracia participativa y la movilización de los jóvenes y las mujeres.
En nuestro país, la inclusión política de la mujer avanza, pero aún no se consolida. Si bien el activismo femenino en los diferentes procesos y luchas nacionales tiene una larga historia, éste no ha logrado ni el reconocimiento ni los resultados que merece. Actualmente, el artículo 34 de nuestra Constitución concede plena ciudadanía para mujeres y hombres, mientras que el artículo 35 garantiza el derecho de ambos a votar en las elecciones populares y a ser votados; así como para asociarse libremente para participar en la vida política del país. Sin embargo, para las mujeres el goce de estos derechos en la práctica, está acotado o ha sido desigual.
Si consideramos los datos que se registran en alrededor de 30 años, se evidencia que la tasa de votación femenina desde las elecciones de 1994, ha superado a la de los hombres. Incluso su participación fue un factor que contribuyó a reducir el abstencionismo en las elecciones intermedias de 2009 y 2015. Entonces resulta paradójico que mientras la participación electoral es alta, otras formas de participación y representación política son mínimas. Las últimas reformas en materia electoral han sido significativas, ya que permiten establecer las condiciones para elevar la representación femenina en la administración pública y en los puestos de poder de las instituciones.
Posiblemente es el poder legislativo el espacio donde la mujer alcanza mayor equilibrio numérico con respecto a los hombres. Entre la elección de 1988 a la de 2018, la representación política de las mujeres en la Cámara de Diputados aumentó 36.4 puntos porcentuales, pasando de 11.8% a 48.2%. En 68 años México ha transitado de una diputada en 1952 a 241 en la actual legislatura.
La presencia de la mujer en el ámbito municipal, también es otro espacio en donde se nota un crecimiento positivo en el porcentaje de los ayuntamientos presididos por mujeres durante los últimos 15 años. En el 2006 las mujeres mantenían una representación del 4%, en 2015 alrededor del 9% y a fines de 2017 incrementó al 14%.
Si bien este conjunto de cambios es halagüeño, es apenas un primer paso para visibilizar a las mujeres en los espacios de toma de decisión y avanzar en una agenda de representación sustantiva. Aún quedan enormes huecos por cubrir, por ejemplo, con respecto a la presencia de las mujeres en gubernaturas y en el ejecutivo federal. De cara a esta realidad, se han generado condiciones jurídicas para facilitar la consolidación de los derechos a la participación política de las mujeres. En el último año, dos reformas son importantes: la de paridad en todo y la de violencia política.
Como consecuencia de estas reformas, se integró un Registro Nacional de Personas Sancionadas en Materia de Violencia Política contra las Mujeres en Razón de Género, que incorporará hasta por seis años a quienes hayan sido condenados por este delito, además de que no serán elegibles para cargos públicos. Asimismo, se han emitido los lineamientos para que los partidos políticos prevengan, atiendan, sancionen, reparen y erradiquen la violencia política contra las mujeres.
Con el fin de apuntalar estos esfuerzos, hay varios retos que el Estado y la sociedad debemos asumir, destacando los siguientes:
- Favorecer la creación de organizaciones de mujeres, especialmente de adolescentes y jóvenes.
- Ampliar los convenios interinstitucionales sobre programas de capacitación y sensibilidad en relación con el tema de paridad y violencia política de género.
- Profundizar los acuerdos de cooperación con organismos internacionales para la promoción de los derechos políticos de la mujer.
- Evaluación permanente sobre el cumplimiento del principio de paridad y los mecanismos para contrarrestar la violencia política de género en todos los órganos públicos y partidos políticos.
- Impulsar la paridad en los distintos entornos locales como las jefaturas de tenencia y las encargaturas del orden.
- Trabajar con las comunidades indígenas el principio de paridad y los elementos constitutivos de violencia política de género.
- Establecer convenios de colaboración con instituciones educativas y de investigación para diseñar programas de formación y estudios en la materia.
- Finalmente, en el caso de los tribunales electorales, poner atención en todas las denuncias que se reciban en materia de violencia política de género o violaciones al principio de paridad, teniendo especial cuidado en detectar y sancionar los elementos micromachistas.
Es un hecho que muchos países del planeta registran avances significativos, pero en ninguno se observa que esté en vigor la igualdad sustantiva plena. Hay mucho camino por recorrer. El Día Internacional de la Mujer es un buen momento para felicitar el heroísmo y la lucha de muchas de ellas que en sus ámbitos han sido claves para modificar condiciones normativas y materiales, por buscar avanzar en el ámbito político y por dejar un ejemplo viviente de esfuerzo y de convicción democrática.
* Magistrada Presidenta del Tribunal
Electoral del Estado de Michoacán
@YurishaAndrade