Elecciones de Michoacán son válidas. Por la Dra. Yurisha Andrade Morales

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Elecciones de Michoacán son válidas

Yurisha Andrade Morales*

Después de trece meses de trabajo intenso, presiones, intercambios verbales entre los actores políticos y múltiples críticas internas y externas a las instituciones electorales expresadas en ráfagas de fuego amigo que quedaron para la historia en los medios de comunicación, el Proceso Electoral Local de Michoacán 2020-2021 concluyó con la sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que validó la determinación previa del Tribunal Electoral del Estado de Michoacán por la que se declaró válida la elección de gobernador.

Por decisión unánime, las y los magistrados aprobaron el proyecto presentado por Indalfer Infante. La parte medular de la sentencia y de la deliberación se centró en el argumento de los impugnantes en relación con sí hubo o no intervención del crimen organizado en la elección y si ello fue generalizado y determinante para el resultado. La conclusión indica que si bien existen elementos que evidencian algunos hechos violentos éstos no fueron generalizados en toda la entidad y que solo se focalizaron en los municipios de Múgica, Gabriel Zamora, La Huacana y Nuevo Urecho, cuyas casillas fueron anuladas rehaciéndose el cómputo respectivo.

A juicio de la Sala Superior fue en esos municipios donde ocurrieron actos que generan dudas sobre si los resultados reflejan fielmente la libre voluntad ciudadana, dado que son hechos que afectan la integridad del proceso electoral. Para el Tribunal federal es claro que existió un contexto en el que se acreditó la presencia del crimen organizado, pero la valoración medular indica que no se trató de un esquema generalizado sino de situaciones específicas en los cuatro municipios señalados dentro del distrito 22 local y, al ser solo esos, no era dable atender la pretensión de los actores de anular la elección o de cambiar al ganador.

También se analizaron los agravios argumentados respecto a si hubo presiones a los integrantes de tres sindicatos, los presuntos apoyos del ayuntamiento de Morelia y la posible incidencia de las “mañaneras” del presidente de la república. Igual que en el primer caso, la Sala encontró que no hubo elementos que resultaran determinantes para la anulación de la elección o, al menos, de un mayor número de casillas, por lo que decidió convalidar la declaratoria de validez emitida por el TEEM y la correspondiente entrega de la constancia de mayoría.

Coincidiendo con diversas reflexiones expresadas por las y los magistrados de la Sala Superior, en mi esquema de interpretación, anular una elección es una decisión extrema que solo puede darse cuando se actualizan supuestos como los consignados en el Código Electoral del Estado de Michoacán, que expresamente indica que para ello deben presentarse violaciones graves, dolosas y que resulten determinantes para el resultado de la elección.

No fue el caso y, con sus matices, lo resuelto por la Sala Superior coincide con las valoraciones que de manera integral, imparcial y apegadas a derecho hizo el TEEM, quien interpretó el contexto y advirtió que las pruebas y la narración de los hechos por los impugnantes no fue contundente para demostrar que el clima de violencia y la presencia del crimen organizado fue generalizada y afectó el libre ejercicio del sufragio de las y los electores.

Si bien los actores políticos tienen a salvo su derecho para impugnar los hechos que les generan agravios y que consideran contrarios a la ley, es obligación de las autoridades jurisdiccionales analizar todos los elementos integrados al expediente, interpretar y emitir una decisión apegada a los principios rectores de la función electoral y, sobre todo, hacer respetar la voluntad soberana de los votantes para decidir quiénes son sus gobernantes. En democracia solo puede ocupar un cargo que se debe a las elecciones, quien obtiene ese mandato en las urnas por el voto mayoritario de las y los electores.

Atrás quedaron los momentos de rispidez, de presiones políticas, de críticas duras y muchas veces injustificadas en contra de las autoridades electorales. También es momento de enviar al almanaque de los recuerdos aquellas expresiones que quisieron hacernos ver con nerviosismo, cuando justo eso era lo que comprensiblemente había en los actores que lo decían, jamás bajamos la mirada ni incurrimos en las provocaciones de los atuendos o las miradas.

Michoacán ya está en otro estadio de su historia. Llegó el momento de que los actores políticos encuentren la necesaria reconciliación posterior a las elecciones y construyan, de cara a la sociedad, las decisiones que impulsen el desarrollo de nuestra entidad y contribuya a corregir las situaciones de violencia aludidas, las que lastiman a nuestras comunidades indígenas, a las mujeres y a los grupos en condiciones de vulnerabilidad.

Una democracia no puede ser funcional a una sociedad sino es incluyente y reconoce la diversidad y la pluriculturalidad. Una democracia no puede fortalecerse si los acuerdos de los gobernantes y de los representantes populares siguen siendo cupulares. Una democracia robusta precisa de políticas públicas que impulsen la superación de los problemas que hoy aquejan a Michoacán y genere condiciones de mayor igualdad y oportunidades de superación para todos.

*Magistrada Presidenta del Tribunal

Electoral del Estado de Michoacán

@YurishaAndrade