Morelia, Mich.- 17 de agosto de 2020.- Con casi mil defunciones por COVID-19 en Michoacán, el llamado a la sociedad y a los funcionarios que desde sus ámbitos trabajan para romper la cadena de contagio es a no bajar la guardia, la transmisión sostenida del virus permanece activa y al acecho para atacar al más mínimo descuido.
La debacle económica en el país, continua a 6 meses de iniciada la epidemia en México, acumulando medio millón de contagios y más de 55 mil fallecidos, ubicando al país como el tercer lugar con más muertes en el mundo.
Más allá de los números, cada víctima mortal de COVID-19 es una ausencia familiar, fue el padre, hijo, hermano de alguien, por lo que es frustrante seguir viendo personas en la calle sin cubrebocas, comidas familiares en redes sociales sin sana distancia y una relajación en el peor momento.
Por eso no sorprende el nuevo manotazo sobre la mesa del Gobernador Silvano Aureoles cuando dice: “a quienes se creen intocables, a los irresponsables, a los que de manera inconsciente no cumplen las medidas sanitarias poniendo en riesgo su vida y la de los demás, hoy quiero decirles, con tristeza, pero también con molestia, que no cuidarse es un acto de egoísmo que los pone muy mal frente a sus familias, frente a sus hijos y frente a todo Michoacán”.
Es aquí donde la corresponsabilidad social es crucial, siguen las personas que no atienden las medidas preventivas a pesar de escuchar que los contagios se mantienen al alza al igual que el número de muertes.
Hoy más que nunca, la posibilidad de salvar vidas, está en cada uno, el romper la cadena de contagio solo será posible quedándose en casa, manteniendo la sana distancia, no saludando de mano, beso o abrazo, no tocándose la cara y lavándose las manos de forma constante.
Si alguien pudiera cuestionarse porqué o para qué, bien podría preguntarse la vida que les espera a los huérfanos que está dejando la epidemia, pero sobre todo, que esos huérfanos no vayan a ser sus propios hijos.