Ciudadanía en defensa del sistema electoral. El análisis de la Dra. Yurisha Andrade Morales

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Ciudadanía en defensa del sistema electoral

Yurisha Andrade Morales*

Las concentraciones ciudadanas en más de cien ciudades de México y el extranjero constituyen una expresión legítima de la opinión y postura que una parte importante de la sociedad mexicana asume en relación con el llamado plan B electoral que, desde el gobierno, impulsa cambios significativos al sistema electoral mexicano. Esta vez, las y los ciudadanos se movilizaron y se dieron cita para expresar mensajes dirigidos a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sobre lo que la llamada ola rosa considera los principales riesgos que se corren para nuestra democracia con las modificaciones ya aprobadas a seis legislaciones distintas en materia electoral.

            Varios hechos en las movilizaciones destacan por su relevancia. Primero. Se trata de manifestaciones claramente ciudadanas, acompañadas de diversos personajes de partidos políticos, que no fueron identificados como los líderes o los organizadores. Los militantes y simpatizantes partidistas fueron los menos frente a una sociedad mayoritaria y organizada que se expresó en un ejercicio de libertad, en el marco de la ley y sin prácticas o hechos de violencia.

            Segundo. Las personas que protagonizaron las concentraciones recuperaron los espacios públicos y nos recordaron que les pertenecen a todas y todos. Nadie es su propietario y son los lugares que, por excelencia, hemos utilizado para la convivencia y la libre expresión.

            Tercero. El motivo, el propósito consistió en que los oradores, tanto en la Plaza de la Constitución de la CDMX, como en cada uno de los espacios donde se replicaron las concentraciones a nivel nacional y en varias ciudades del extranjero, expresaran reflexiones que representan las coincidencias que las y los manifestantes transmitieron a las y los ministros.

             Cuarto. La defensa del INE logró cohesionar a esa parte de la sociedad mexicana, bajo la premisa de que se trata de una institución modelo en el mundo, que se ha convertido en eslabón fundamental para concretar avances significativos de nuestra democracia y de la ampliación y fortalecimiento de nuestros derechos políticos. Hay coincidencia en que los resultados y la gestión  del organismo electoral, junto con los OPL y los tribunales de la materia, ha dado estabilidad política al país y certeza en el procesamiento de las decisiones electivas que requieren cauces institucionales para definir las geografías del poder político, asignarlo con la legitimidad que da el respaldo de la voluntad popular, con rigor incluyente, donde la diversidad de nuestra sociedad se refleje en justa dimensión, con mayorías que hacen valer sus triunfos, pero sin desaparecer o proscribir a las minorías.

Coincido. La institucionalidad democrática que hemos construido en los últimos treinta años constituye el engranaje que logró hacer que pasáramos de un sistema que no era democrático a uno que sí lo es. Hoy la alternancia es parte de nuestra normalidad en cualquier nivel de gobierno, ninguna opción política tiene asegurado el triunfo a priori, nadie gana todo ni pierde todo para siempre y la ocupación de las responsabilidades que tienen su origen en las elecciones solo es posible mediante el voto mayoritario expresado por los electores en las urnas y donde los resultados se verifican con normas precisas y mecanismos transparentes por autoridades imparciales que sujetan su comportamiento a principios que les fija la Constitución.

Falta mucho por hacer, pero cualquier programa o acción colectiva, solo será posible si gozamos de paz social y de mecanismos legítimos para la renovación del poder político, si como sociedad, logramos reencontrar los caminos del establecimiento de acuerdos en lo fundamental. La democracia solo puede existir de la mano del consenso y de la generación de mecanismos incluyentes que permitan la actualización de las reglas del juego político considerando el punto de vista de todos los segmentos sociales y las aportaciones de todas las corrientes políticas. La democracia es, ante todo, una fórmula de convivencia que nos involucra a todas y todos en los asuntos que son relevantes para la vida colectiva.

*Magistrada del Tribunal Electoral del Estado de Michoacán

@YurishaAndrade