¿Volver a enamorarse? la #VideoColumna “Punto de Encuentro”

906

PUNTO DE ENCUENTRO

¿VOLVER A ENAMORARSE?

Por: Julio Ibarrola Jr.

Arranca febrero, mes del amor y la amistad. Y con ello una reflexión sobre volverse a enamorar después de un desamor. Y es que después de una ruptura amorosa, sentimental, de pareja o como se le quiera llamar se pasa por lo que hoy en día se le denomina: duelo.

Y éste es un proceso compuesto por varias etapas pero que no necesariamente todos pasamos por cada una de ellas ni mucho menos todos salimos de ellas ni tampoco permanecemos los mismos tiempos inmersos en ello ni el grado de afectación es el mismo.

Esto varía mucho según una serie de factores en cada persona. Y una vez que se sale de ello y uno vuelve a la cotidianidad de la vida, ya no es igual pues ha quedado una marca en nuestro ser que determinará conscientemente o no lo que uno vaya hacer ahora y cómo se comportará o actuará al respecto.

Independientemente de las particularidades muy personales o propias del género y del tiempo que pase de ello. Podemos determinar a groso modo algunos rasgos o similitudes en las que caen ambos géneros y que muchos no lo visualizan y otros se hacen patos en su proceso de rehacer o no su vida sentimental, amorosa o de pareja.

No es fácil por muchos factores, principalmente a lo doloroso y escabroso de lo vivido así como el tiempo transcurrido del suceso como para volver a iniciar.

Pues la soltería prolongada hace la cosa más complicada: sea ésta  porque nunca se haya tenido pareja o porque hace tiempo que ya no o porque ya se haya tenido más de algún “fracaso”. Dificulta a alguna de las partes aunque esté dispuesta a tener una nueva relación y ocupa más comprensión.

La primera categorización por así decirlo, es la que alguna de las partes ya tiene su vida muy hecha o muy cómoda en su área de confort donde –independientemente- de lo material y económico que se tenga esto le tiene sin cuidado, no le es preponderante. Con su rutina ya muy hecha y cómoda con cierta tranquilidad, le da “flojera” o no está dispuesta a que se le perturbe su relativa paz.

La segunda, es aquella en dónde las personas desean tener pareja nuevamente más sin embargo en la práctica no pueden, no quieren o no encuentran cómo despegarse de aquel tiempo que ellos mismos buscaron ocupar para llenar ése vacío en actividades laborales, académicas, sociales o familiares y que ahora ocupan dejar o ya no hacer en razones obvias de que tienen o desean tener una nueva relación y por ende atender.

La tercera, aquellos que se vuelven más acuisiosos, meticulosos o exigentes en la selección y elección de con quién iniciar una nueva relación formal; pues los fracasos y desavenencias vividas le han marcado  fuertemente o al menos lo suficiente como para consiente o no, determinar un perfil idóneo para decidir con quién. Estas personas terminan quedándose como el perro de las dos tortas. Pues el tiempo se les pasa esperando o buscando a la persona que cubra al cien con el perfil que determinó.

La cuarta, es la que para unos la informalidad o cero compromisos es lo que les anima o agrada, acceden a andar con alguien pero de una manera muy light, muy por encimita, con muchos condicionamientos a grado tal que rayan prácticamente en la soltería pero en compañía.

La quinta, es de aquellos(as) que bajan su “estándar” por así decirlo y andan con cualquiera; se dan por bien servidos(as) tan sólo con que no “me moleste” y se van dando y aceptando improvisadamente sobre la marcha, las reglas del juego que aunque no se esté muy de acuerdo en ellas, pero se sobrellevan con tal de no “conflictuarse”, lo demás es dispensable o se hace de la vista gorda.

Y la sexta es la de aquellos que padecen Pistantrofobia: miedo irracional a tener confianza en la personas. Y aparece en diversos ámbitos: el familiar, social, laboral etc. pero en donde más afecta es en la relación de pareja pues hay algo en el interior de esa persona que le frena a iniciar o entregarse en una relación por temor a vivir nuevamente el fracaso de la deslealtad y pérdida de la confianza que le causó tanto dolor.

Y así pudiéramos seguir mencionando otros más. El punto es que el amor va más allá de llenar un vacío de soledad o el evitar el miedo a que uno se quede sin quién vea por uno en caso de una necesidad o con quién salir el fin de semana o intimidar.

El amor es más sublime que eso, es desnudar nuestro ser, mostrarnos tal cual somos (virtudes y defectos, encantos y desencantos) es buscar el bienestar del otro no por obligación sino porque así se desea y le place. Y así podemos hacer todo un desglose y tratado de lo que ello significa e implica.

Lo importante es la voluntad, la disposición de las partes, con una conciencia abierta de aceptación y ayudarse mutuamente y ni qué decir de gozar y disfrutar placenteramente la vida que en su momento no pudo ser.

Todos tenemos una formación determinada desde la infancia que no necesariamente fue la mejor en términos de un ideal, a ello sumémosle nuestra personalidad y experiencia de vida que da como resultado lo que hoy en día somos.

De cualquier forma, el punto es tener claridad en lo que se quiere y obrar en consecuencia. Una relación fallida no es el final de nuestras vidas ni tenemos porque creer que así son todos o todas en términos absolutos. No es fácil pero tampoco imposible.

Recuerda que permanecer inmóvil, también es retroceso……

Contáctame: julioibarrola@hotmail.com