Mario Vargas Llosa, brillante literato peruano, falleció en Lima, Perú, y deja un gran legado, con una marcada fragmentación entre su destacada obra literaria, y apoyo a la derecha política, a veces calificada de “cruel” y “sangrienta”.

Esta división contrasta fuertemente con figuras como César Vallejo, Mariano Melgar Arguedas, García Márquez y Ciro Alegría.

Vargas Llosa más parece que utilizó su origen peruano para ascender en el ámbito literario sin una identificación profunda con su “raza”, marcando una separación entre su éxito y una conexión genuina con la identidad peruana.

Su evolución ideológica y sus alianzas políticas marcaron una escisión con las expectativas de muchos lectores y con el legado de otros escritores latinoamericanos que mantienen una mayor coherencia entre su arte y su activismo político.

En resumen, la falta de unidad entre su faceta literaria y política, así como su relación con la identidad peruana, son puntos centrales en la crítica a la figura de Mario Vargas Llosa.

Cómo intelectual y escritor, un grande entre los grandes estará junto a César Vallejo, Mariano Melgar Arguedas, Ciro Alegría Vasadre