Una serie de devastadores incendios ha arrasado con gran parte de la isla de Maui, en Hawái, destruyendo casi por completo la ciudad turística de Lahaina.
El infierno comenzó el martes 8 de agosto y al menos tres grandes incendios continuaban ardiendo el viernes 11, todos ellos alimentados por una sequía pronunciada y ráfagas de viento de hasta 100 kilómetros por hora.
Gran parte de la ciudad de Lahaina no es más que cenizas, y el número de víctimas mortales asciende a 80 hasta el momento. Los incendios descontrolados en Maui son tan catastróficos que las personas se han lanzado al mar para escapar de las llamas.
“El ecosistema de Hawaii no está adaptado al fuego. Es destruido por el fuego”, aclara Elizabeth Pickett, codirectora ejecutiva de la Organización de Gestión de Incendios Forestales de Hawaii. Sostiene que “no tenemos fuego bueno y fuego malo. Tenemos fuego malo, y punto”.
Que es lo que hace que los incendios forestales sean tan mortíferos en cualquier parte del mundo: el viento. El huracán Dora, que se agita a cientos de kilómetros al sur, es un sistema de baja presión. Mientras tanto, al norte de Hawaii se ha formado un sistema de alta presión.
Estos sistemas opuestos han creado ráfagas de 80 millas por hora (casi 130 kilómetros por hora) a través de Maui, impulsando las llamas hacia adelante. Una vez que el fuego llega a una ciudad como Lahaina, salta fácilmente de estructura en estructura.