Suelo y vivienda, nuestra realidad urbana

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EL DERECHO A LA CIUDAD

Suelo y vivienda, nuestra realidad urbana

Por Salvador García Espinosa.- Hace algunos años, muchos de nosotros seguramente vimos o escuchamos de una película de dibujos animados de la empresa Pixar titulada Up: una aventura de altura,en ella se relata la historia de un señor de edad avanzada llamado Carl Fredricksen quien se convierte en un solitario gruñón despues de enviudar, pues habita la misma casa en la que vivió casi toda su vida en compañia de su esposa Ellie. Con el paso del tiempo, su entorno urbano ya no es habitacional, sino de rascacielos y edificios. Le han ofrecido reiteradamente comprar su casa, sin embargo Carl se niega a venderles su propiedad y su desesperación, ante una orden judicial donde se le obliga a desalojar su casa, se las ingenia para inflar decenas de miles de globos de helio que ata a su casa y así logra llevarse por los aires, su vivienda hasta un sitio denominado Cataratas del Paraiso, en donde anhelaba vivir con su esposa.

Traigo a referencia esta película, seguramente más de una vez, ha pensado cuantos problemas se solucionarían sí, se pudiera mover nuestra casa de lugar. Todos hemos llegado a la conclusión de que eso resulta imposible, pues la vivienda se encuentra estrechamente ligada al suelo.

Por esta misma razón, sorprende que, en términos de vivienda, se apliquen los principios de la película Up y se diseñen políticas que atienden sólo la vivienda, como si se tratará de algo independiente del suelo, tal es el caso de los organismos dedicados a proporcionar financiamiento y que no consideran que se trata del binomio suelo-vivienda.

Después de décadas, de haber impulsado programas de vivienda, no por su naturaleza de interés social, sino como instrumento de la política económica, hoy son evidentes las consecuencias: dispersión urbana significativa en todas las ciudades, vivienda deshabitadas, encarecimiento del suelo urbano, disminución de la densidad urbana, encarecimiento de los servicios públicos y además persistencia en el déficit habitacional, donde la población de menores ingresos sigue requiriendo vivienda.

En palabras de Eduardo López Moreno, titular de ONU Habitat México, lo expresa de la siguiente manera: “es imposible desarrollar vivienda con enfoque social, si el gobierno no controla el suelo”, de ahí que el especialista recomiende que se debe replantear una visión distinta sobre el suelo, una donde se retome la gestión social del territorio. Incluso, va más allá e invita a que se ponga a debate el papel del Infonavit como gestor de suelo. Propuesta que llama la atención, pues el primer candidato de AMLO al Infonavit propuso este debate.

El representante de ONU-Habitat, señala que “No hay país en el mundo que pueda producir vivienda social, popular, con esta noción que es para sectores bajo, si de una manera u otra el gobierno no controla el suelo. Y en México, Infonavit y otros organismos públicos no controlan el suelo (…)”.

Todo hemos sido testigos, la manera en la que la especulación de suelo urbano, ha llevado a los desarrolladores a edificar vivienda “barata” en zonas alejadas de la ciudad, lo que propicia un encarecimiento de los servicios públicos municipales, además de los gastos derivados de la movilidad de la población para lograr el acceso a equipamientos de educación y salud. Muestra de lo anterior, es que en promedio la mancha urbana de las ciudades creció 2.3 veces más que la población.

Hoy a propósito de la necesidad de definir una política de vivienda, que por cierto, se anunción que muy probablemente este lista en enero del 2020, Román Meyer Falcón, titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) señalo que “..el modelo expansivo de las urbes, observado en las últimas tres décadas, ha traído como consecuencia la proliferación de asentamientos irregulares. Y a la fecha, se calcula que tan sólo en las zonas metropolitanas existen 7.5 millones de predios irregulares, en los que habitan 350,000 personas en condiciones precarias…”. Hay que señalar que en buena medida, los asentamientos irregulares son propiciado por un mercado informal del suelo urbano, que hace de las inveasiones o autoinvasiones su modus operandi, para comercializar suelo destinado a la vivienda.

Hay que recordar que hace más de cuatro decadas, se constituían reservas territoriales para ubicar estrategicamente los desarrollos habitacionales y garantizar un bajo costo del suelo urban. Así, que hoy que se pretende desarrolla una política de vivienda que contemple el suelo,  se abre una oportunidad para impulsar un cambio de visión sobre la ciudad, no sólo sobre la vivienda, al dejarla de ver como instrumento financiero, sino como el principal instrumento para el ordenamiento urbano.

El reto no es menor, se trata de subsanar un déficit histórico de los sectores menos favorecidos económicamnete, a la par de atender un déficit cualitativo de la vivienda en los sectores que ya se han visteo beneficiados, pero que por la pesima calidad constructiva de la vivienda, hoy enfrentar problemas serios de seguridad y estabilidad en sus casas. Se trata pues, no de mirar al pasado y buscar culpables, sino de enfretar retos y encontrar soluciones viables y acordes a las necesidades que la población demanda.