Se han identificado al menos 8 centros de conversión sexual en la ciudad de Morelia.

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A pesar de que estas terapias están prohibidas a nivel nacional, estos espacios continúan abusando bajo la apariencia de centros religiosos para el tratamiento de adicciones.

Además de los centros detectados en la zona urbana de la capital michoacana, se han identificado otros 17 espacios en diferentes partes del interior estado, lo que sugiere la existencia de una red de lugares que operan casi sin restricciones.

De acuerdo con Raúl Martínez Rojas, director de la asociación civil Michoacán es Diversidad, en los últimos meses, la Fiscalía General de Michoacán (FGE) ha intervenido 4 centros en Morelia debido a las denuncias presentadas y en muchos casos se ha configurado el delito de secuestro.

Este fenómeno se suma al antiguo conflicto de la proliferación de anexos y centros de rehabilitación para adicciones que, debido a la falta de regulación, recurren a prácticas de tortura contra niños, niñas, adolescentes y adultos en situaciones de vulnerabilidad.

Además, las violaciones sexuales también son recurrentes en las terapias de conversión tanto en Michoacán como en otras partes del país. Por ejemplo, en el caso de los hombres, es común que los padres, generalmente los hombres, lleven a sus hijos a tener relaciones con trabajadoras sexuales para demostrar su “hombría” cuando sospechan que su hijo es homosexual. Del mismo modo, en el caso de las mujeres, se les obliga a tener relaciones sexuales con hombres que las violan para “corregir” o “curar” su homosexualidad, de ahí el término “violaciones”.