Morelia, Michoacán, a 26 de enero de 2020.- Fabricar una hoja de papel requiere 10 litros de agua, esto se traduce en que para producir 500 hojas, se utilizan 5 mil litros del vital líquido, o lo que es lo mismo, 250 garrafones; a esto se le denomina huella hídrica y su importancia radica en reflexionar sobre los hábitos de consumo de productos y servicios por parte de la población.
En aras de fomentar mayor conciencia y cultura ambiental, así como prácticas sustentables con nuestro entorno natural, dentro de las pláticas y talleres que el Gobierno de Michoacán brinda a las generaciones más jóvenes, el tema de la huella hídrica tiene especial relevancia.
Este concepto se refiere a un indicador del uso de agua dulce, ya sea de forma directa o indirecta, es decir, se puede tratar del volumen consumido por una persona para sus actividades cotidianas o el utilizado en la producción de bienes y servicios que los seres humanos empleamos.
El término fue introducido por primera vez en el año 2002, lo que posteriormente derivo en la creación de la Water Footprint Network en 2008, organismo que tiene como objetivo coordinar los esfuerzos de las instituciones para desarrollar y difundir conocimientos sobre huella hídrica, métodos y herramientas.
También, en agosto de 2014 se publicó la Norma Internacional ISO 14046:2014 – Gestión Ambiental – Huella Hídrica – Principios, requisitos y directrices, la cual es aplicada a los productos, procesos u organizaciones para identificar el potencial de los impactos ambientales relacionados con el agua.
El Gobierno de Silvano Aureoles Conejo, a través de la Comisión Estatal del Agua y Gestión de Cuencas (CEAC), promueve una cultura de consumo responsable, no sólo del vital líquido sino también de productos y servicios, ya que en muchas ocasiones no reflexionamos sobre los efectivos negativos que nuestros hábitos causan a los recursos naturales y a los ecosistemas.
Germán Tena Fernández, titular de la dependencia estatal, refirió que mediante el Departamento de Calidad y Cultura del Agua, se busca incentivar la participación ciudadana y el fomento de acciones sustentables, sobre todo entre niñas, niños y adolescentes, quienes en muchas ocasiones tienen mayor influencia entre sus familias y amigos y, pueden convertirse en actores de cambio para preservar nuestro medio ambiente.